🏝️​🏴CAPÍTULO 10 - EL DESTINO DE TODOS LOS CAMINOS🏝️​🏴

Beginne am Anfang
                                    

—Agunar, ¿qué podemos hacer para evitar morir? —preguntó el príncipe, tembloroso.

Blair lo acalló poniéndole un dedo sobre la boca. De pronto, comenzaba a sentir una energía especial atravesando su cuerpo hasta las extremidades. Era como si pudiese percibir a su maestra y se fortaleciese con su cercanía.

—Tatiana ha llegado ya. Está aquí. —Sonrió—. Sigue con vida. Si nos reunimos con ella, podría defendernos.

—¿Estás segura...? —Rory se rascó la nuca.

—Por supuesto. Y con ayuda de Agunar será pan comido. Podremos conocer al fin a la sirena.

El niño pez desembarcó sobre la arena, iniciando su marcha a cuatro patas. Se giró para comprobar que los jóvenes lo seguían, tenso.

—Tenemos que llevar cuidado. En la isla hay peligros mucho mayores que el Fantasma de las Mareas. Oh, sí. Los hay. Los hay. —Asintió repetidas veces, dando suaves aplausos flácidos con sus palmas.

—¿Qué quieres decir con eso? —La respiración entrecortada de Rory lo obligó a esconderse detrás de Blair—. ¿No nos protege tu presencia todopoderosa?

—Oh, no, no, humano cobarde. Los espíritus del agua también estamos asustados de los rostros oscuros.

Agunar se quedó tan tranquilo y dio media vuelta para seguir avanzando mientras el príncipe se estiraba de los pelos y Blair lo agitaba de los hombros para calmarlo.

Las palmeras se alzaban imponentes, abriendo un sendero pedregoso hasta lo alto de una colina. Una selva de verdes oscuros impedía ver más allá de la playa, pero el pico de la montaña era visible desde cualquier punto. Un relámpago iluminó la cumbre y un rostro demoníaco pareció reflejarse entre las nubes.

 Un relámpago iluminó la cumbre y un rostro demoníaco pareció reflejarse entre las nubes

Hoppla! Dieses Bild entspricht nicht unseren inhaltlichen Richtlinien. Um mit dem Veröffentlichen fortfahren zu können, entferne es bitte oder lade ein anderes Bild hoch.

Narcís Dragomir escupía agua detrás de una roca. Estaba empapado y temblaba desde que se había sumergido en el mar. Había visto el cuerpo serpenteante del Leviatán bajo el agua. De haberlo sabido, jamás habría saltado. Tendría pesadillas con aquella imagen de la bestia moviéndose entre las sombras.

Escuchó unas voces a sus espaldas. Gateó hasta unos arbustos y dio una voltereta para ocultarse. Boca arriba, pudo ver lo altos que eran los árboles de la selva. Se sentía diminuto al lado de aquellas magnitudes.

—Que nadie llegue al altar, ¿entendido? —Oyó gruñir al Fantasma de las Mareas. Su paso etéreo podía percibirse por el frío repentino que dejaba como huellas en el ambiente—. Situaos en las puertas de las cavernas.

—Sí, señor —contestaron al unísono decenas de espíritus del agua que lo seguían y se dispersaban por la selva.

—Y si encontráis al vampiro que me ha mordido, traedmelo con vida. Quiero sacarle la energía vital hasta extinguir la luz de sus ojos —ordenó con un alarido en la distancia, ascendiendo la colina.

Narcís estuvo a punto de soltar una carcajada. La reprimió para poder escapar sin ser visto u oído. Sus pasos sigilosos eran propios de un espectro, aunque él no lo fuese. Los murciélagos chupasangre, como los llamaban la escoria humana, tenían la costumbre de no emitir sonido alguno ni cuando pisaban cristales rotos. Era una habilidad mágica, el talento de un ser inmortal con experiencia en la caza.

Pasó un tiempo observando a sus presas, escalando árboles para ocultar su presencia. Se columpiaba entre ramas, ágil como un felino, y saltaba entre ellos para lograr subir la colina. La montaña tenía varias entradas accesibles a pie, pero una de ellas solo estaba protegida por un par de espíritus deformes. Los demás patrullaban a la distancia, ajenos.

Se movió entre los árboles de la selva, decidido. Un salto de fe más tarde, cayó encima de uno y le devoró el cuello sin que se enterara. Le arrancó la energía vital. Esquivó la estocada del bracamarte del segundo. Lo agarró del brazo viscoso y lo atrajo hacia sí para morderle el cuello. Una esencia rojiza salió de él para introducirse en el cuerpo del vampiro.

Lo revitalizó.

Entró en las cavernas sin dudarlo. Sería el primero en encontrar a la sirena y el primero en recibir su bendición.

Harry MacLeod logró escapar de la batalla gracias a un par de supervivientes del ejército humano que lo llevaron hasta la costa

Hoppla! Dieses Bild entspricht nicht unseren inhaltlichen Richtlinien. Um mit dem Veröffentlichen fortfahren zu können, entferne es bitte oder lade ein anderes Bild hoch.

Harry MacLeod logró escapar de la batalla gracias a un par de supervivientes del ejército humano que lo llevaron hasta la costa. Con la caída del Leviatán y la dispersión de los espíritus del agua por la isla y los mares, pudieron pasar inadvertidos. La misión del rey se había convertido en un fracaso, pero todavía les quedaba una opción.

—Obligaremos a la sirena a que reviva a nuestro rey legítimo. Solo así podrá cumplir su deseo —protestó el comandante, que se abrió paso a través de la playa seguido por siete guerreros maltrechos.

Él mismo tenía heridas abiertas por el cuerpo y había perdido su tricornio. La furia de su corazón era lo único que le quedaba tras la muerte de sus hermanos, amigos y militares sacrificados por la patria. Los había visto arder, tirarse por la borda y morir degollados o devorados por el mar. Había llegado el momento de atacar y vengarse.

Ascendieron por una colina vacía, corriendo hasta la entrada de unas cavernas que olían a podredumbre. La única ventaja que poseían era que los demás espíritus del agua temían aquella región; el origen de los rostros oscuros y el lugar por el que llegaron por primera vez.

En aquellos instantes, el Trébol Roto se había convertido en un tablero de juego y las piezas se acercaban al corazón preparadas para la convergencia.

En aquellos instantes, el Trébol Roto se había convertido en un tablero de juego y las piezas se acercaban al corazón preparadas para la convergencia

Hoppla! Dieses Bild entspricht nicht unseren inhaltlichen Richtlinien. Um mit dem Veröffentlichen fortfahren zu können, entferne es bitte oder lade ein anderes Bild hoch.

Conteo de palabras: 1355

Total: 20716

Lágrimas de oro carmesíWo Geschichten leben. Entdecke jetzt