— ¿Todo bien, Mar? —preguntó Simón, acercándose con cautela.

Ella parpadeó como si despertara de un ensimismamiento momentáneo. — Sí, todo bien. Solo estaba pensando un poco.

La respuesta resonó con una nota de evasión, y los amigos no pudieron evitar sentir que algo más se escondía tras esas palabras. La incertidumbre se apoderó del grupo, creando una atmósfera cargada de preguntas sin respuestas.

— ¿Dónde está Felipe? —indagó Juani, buscando alguna pista que pudiera arrojar luz sobre la situación.

Marina desvió la mirada hacia la ventana como si esperara encontrar en el paisaje exterior alguna respuesta que le resultara más fácil expresar. Sin embargo, su silencio persistente mantenía la incógnita en el aire.

En ese momento, el sonido de una puerta que se cerraba resonó en el pasillo, y todos dirigieron sus miradas hacia la fuente del ruido. La figura de Feli apareció, con una expresión que oscilaba entre lo pensativo y lo inaccesible.

— ¿Dónde estabas, amigo? —preguntó su amigo, señalando la habitación vacía.

— Solo necesitaba un momento para pensar. —respondió él, con un tono que dejaba entrever que había estado sumido en sus propios pensamientos.

La atmósfera se cargó con una tensión perceptible, como si hubieran rozado la superficie de algo más profundo que estaba por desvelarse. La historia de Marina y Felipe, que parecía tejerse entre secretos y emociones contenidas, estaba a punto de desplegarse en nuevos capítulos llenos de revelaciones.

La mirada de él encontró la de ella, como si en ese intercambio silencioso se deslizaran mensajes no pronunciados. Las palabras se quedaron suspendidas en el aire, y el grupo se sumió en un silencio incómodo, esperando a que alguno de los protagonistas decidiera abrir el libro de sus pensamientos.

— ¿Alguna novedad? —Simón habló, tratando de romper el hielo que se había formado.

— Nada en especial. Un día tranquilo. —respondió Felipe, desviando la atención hacia un punto indeterminado de la habitación.

La tensión persistía, como una melodía discordante en medio de la armonía que solían compartir los amigos. La conexión entre ambos jóvenes, que una vez fue fuente de alegría y complicidad, ahora se veía eclipsada por sombras de dudas y silencios.

— Vamos a salir a dar una vuelta, despejarnos un poco. —sugirió Juani, buscando una salida a la atmósfera pesada que se había instalado.

Todos asintieron con la esperanza de que un cambio de escenario pudiera traer consigo una nueva energía. Sin embargo, mientras se dirigían hacia la salida, la sensación de que algo trascendental estaba a punto de revelarse persistía en el grupo, como un susurro en el viento que anunciaba el inicio de un nuevo capítulo.

— ¿Cuándo te vas? —decidió preguntar Feli con una pizca de esperanza de que faltara aún.

— No sé. —ella colocó sus manos en su bolsillos de su campera, evitando la mirada del chico a su lado—. Hoy voy a hablar con mi hermano para contarle la noticia y veré para cuando consigo pasajes.

La respuesta resonó en el aire como una verdad incómoda. El destino inminente de Mar se materializaba con cada palabra, y la esperanza de que quizás la partida se postergaría se desvanecía. Él asintió, pero su mirada buscaba respuestas en el rostro de la chica, como si pudiera hallar alguna señal de cambio en sus expresiones.

— Seguro vas a extrañar España. —intentó decir el castaño, buscando romper la tensión.

— Sí, seguro. Pero también extraño mi vida en Buenos Aires. —respondió ella con una sonrisa forzada, como si tratara de ocultar emociones más profundas detrás de sus palabras.

𝗧𝗛𝗘 𝗕𝗘𝗔𝗖𝗛 ━━━ Felipe OtañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora