xx. capítulo veinte

En başından başla
                                    

A pesar de la emoción inicial, cada centella de entusiasmo que había comenzado a brotar dentro de ella se extinguía con la misma rapidez que una vela en medio de una tormenta, todo ello sofocado por el recuerdo de las últimas palabras de Fer. La visión de su rostro, marcado por una mezcla de ira y tristeza, era algo que nunca había experimentado. Era una imagen nueva y perturbadora para ella. Recordaba claramente que nunca lo había visto de esa manera, ni siquiera en aquel momento crítico cuando, con sinceridad y el corazón expuesto, había rechazado su propuesta de explorar un camino juntos más allá de la simple amistad.

Al salir de la habitación de Gaia, tomada de la mano de Gavi y llevando su camiseta, fue suficiente para desconcertar al canario. Parte de ella quería aclarar que era un malentendido, pero sabía que cualquier intento de explicación no parecería sincero.

No podía sentirse molesta con Fer por pensar lo peor; ella probablemente habría creído lo mismo si la situación fuera al revés.

Pasó la noche esperando un mensaje o una llamada en su teléfono, pero solo encontraba su bandeja de entrada vacía. Su madre la halló a las tres de la mañana, sentada en la cocina, comiendo galletas con leche y luciendo muy cansada. Al preguntarle, le contó sobre lo ocurrido con su amigo, dejando fuera los detalles sobre Gavi. Thaís fue clara con su respuesta: "No puedes forzar a tu corazón a sentir lo que no siente".

Esa idea tan directa y verdadera se quedó con ella, pero no aliviaba su sentimiento de culpa.

—¡Noa, a ti!

El aviso de Jana resonó demasiado tarde. La pelota ya estaba en su trayectoria final, y con una precisión que parecía casi maliciosa, impactó justo en su nariz. El golpe la derribó, y ella cayó al suelo, sintiendo cómo la sorpresa y la gravedad se unían en un baile inesperado. Tumbada en el césped, sus ojos parpadeaban rápidamente, tratando de procesar el giro repentino de los acontecimientos mientras el mundo parecía dar vueltas a su alrededor. Las risas de sus compañeras, aunque amortiguadas y distorsionadas, llegaban a sus oídos, mezclándose con el zumbido que el dolor había comenzado a generar en el centro de su cara.

Con dedos que temblaban ligeramente, Ainhoa exploró con cautela el puente de su nariz, evaluando el daño mientras una oleada de molestia se asentaba en su rostro. A pesar del incidente, no podía evitar que su mente trazara una línea directa hacia Gavi, cuyas acciones, aunque indirectas, parecían haber desencadenado una serie de eventos desafortunados que ahora la dejaban luchando por mantener el equilibrio en su vida cotidiana y en el campo de juego.

La relación con Fer, antes muy fuerte, ahora estaba llena de dudas y malos entendidos. Las noches, que solían ser para descansar, ahora eran largas y difíciles. Durante el entrenamiento, que siempre fue un lugar de trabajo duro, no lograba mantener la concentración por más de cinco minutos. La coincidencia de que todos estos cambios hubieran comenzado con el sevillano no dejaba de rondar sus pensamientos, y en el silencio que siguió al impacto del balón, la morena se cuestionó si sería posible reorganizar las piezas de su vida para que todo volviera a su lugar.

—Andas hoy gilipollas, ¿qué bicho te ha picado?— preguntó una voz cercana.

Cuando miró hacia arriba, vio a Mapi, quien parecía preocupada pero también un poco curiosa. Ingrid, con una mirada de desaprobación hacia su novia, se apresuró a ofrecer su apoyo. Mientras Noa se reincorporaba con la ayuda de la noruega, Jonatan observaba atentamente desde la distancia, evaluando la situación. Con un gesto de comprensión y decisión, señaló hacia los vestuarios, indicando que era hora de terminar por hoy. La final de la Supercopa femenina estaba cerca, en Sevilla, y era crucial que todas estuvieran listas para el gran partido.

Ainhoa necesitaba concentrarse más que nunca en el juego, dejando de lado cualquier distracción o problema que no viniera al caso. Aunque no era fácil, ya que el silencio de Fer y las constantes interrupciones de Gavi la desconcentraban, como si tuviera una piedra en el zapato que no la dejara caminar bien.

CONTRAATAQUE ━━ pablo gaviHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin