Capítulo 24 "De vuelta a casa"

344 36 4
                                    

Narra König...

Luego del desastre en el que se terminó convirtiéndo la noche de la reunión, en casa de Luciana nos encontrábamos alistando las maletas para el viaje, yo solo lo necesario, pero Luciana tenía 5 maletas nada más para ella sola, era exagerado.

Me preocupaba lo que había comentado MacTavish, ¿a qué se refería?, no quería tocar el tema para no herir la sensibilidad de Luciana, estaba en sus días y estaba muy sensible e irritable, me daba miedo hablar con ella así, pero tenía que hacerlo.

Nos encontrábamos en la sala, Luciana se terminaba de arreglar para poder salir al aeropuerto, no decíamos ni una palabra, hasta que decidí romper el silencio.

- Luciana... - llamaba por su nombre, estaba tenso.

- ¿Sí? - respondía girándose.

- Ven. - indiqué que se sentara junto a mi en el sofá.

- ¿Qué sucede?

Tomé las manos delicadas de Luciana entre mis manos y las acariciaba con mis dedos, quería que estuviera tranquila.

- ¿Qué quería decir MacTavish el sábado? - interrogaba intentando ser paciente, no quería sonar dominante.

- No sé de qué estás hablando.

Luciana se levantó de forma abrupta del sofá, pero aún la estaba sosteniendo de las manos y la halé hasta a mí para que no se fuera.

- Luciana, por favor. - suplicaba, si no me quería decir era porque lo que había pasado era grave, tenía que saberlo.

Ella permaneció de espaldas frente a mí, respiraba hondo y se negaba a verme a los ojos. Me levanté del sofá y me acerqué a ella, posé mis manos sobre sus hombros con la mayor delicadeza que podía.

- Makarov... - Luciana lograba soltar con dificultad.

Ella se giró, con los ojos cristalinos y las mejillas rojas, estaba temblando, eso me ponía nervioso, yo escuchaba atento, no quería interrumpirla, pero me angustiaba que no terminara su frase.

- Makarov, intentó violarme, eso es todo. - respondió intentando desviar el contacto visual conmigo.

Me sentía confundido, deshecho, Luciana, se había convertido en la luz de mi vida, todos los días se preocupaba por los demás excepto por ella, tenía sus defectos, a veces estaba irritable sin razón, a veces no sentía compasión por nadie y no había nada en el mundo que la pudiera hacer cambiar de opinión, pero ha estado conmigo sin reproches, yo que soy un asesino.

Los muchachos tenían razón, ella era la vida y yo la muerte, estábamos juntos, metafóricamente éramos el caos y el orden conviviendo juntos, y ella está conmigo, ella se interpone ante cualquiera para cuidarme de lo que sea incluso con su cuerpo, y yo no pude protegerla.

Me sentía culpable, desesperado, no había nada que hacer, ya Makarov había muerto, había muerto sin ser castigado por lo que hizo, y yo no lo sabía.

Luciana cayó de rodillas en el suelo y empezó a hiperventilar, sollozaba débilmente, yo la abracé, no tenía idea de que podía hacer para consolarla, nunca dió señales de lo que le había pasado, hacia su trabajo sin chistar, concentrada, no había cambiado nada en su rutina, si no era por MacTavish, nunca me hubiera dado cuenta de lo que ocurrió.

- Quiero seguir con mi vida, sin recordar nada de esto, por favor no preguntes nada, ni cómo paso, ni dónde...- Luciana había cambiado su tono de voz a uno más oscuro, se veía decidida.

- Pero tienes qué hablar esto con alguien, un profesional.

- No iré a una terapia a gastar dinero para que alguien que esté más loco que yo me haga perder el tiempo. - decretaba.

Mein Schatz KönigDonde viven las historias. Descúbrelo ahora