-La novia de Felipe, ¿Vos?-

Miré rápidamente a Camila y luego a Miel, no sé por qué no decía algo, simplemente me fié en que Miel confiaba en mi.

-No me parece chistoso- Nos miró, sus ojitos verdes azulados estaban cristalizados.

-¿Tengo cara de payaso?- Camila arrebató.

-Algo.-

-Miel.- Cometí el error de defender a Camila y Miel me miró como el mismísimo exorcista.

La cagué.

Miel alzó nuestro cachorro y subió las escaleras rápidamente, no fui estúpido y la seguí.

Discutimos un momento porque ella no me quería escuchar, estaba pensando lo peor de mi y sinceramente me lo merecía. Miel estaba muy mal pero no me dejaba explicarle las cosas, finalmente se encerró en el cuarto con Juani y me devolví al living con el corazón en la mano.

-¿Seguís acá?- Negué con la cabeza de mal humor.

-Y si, boludo. ¿Esperas que me tome un colectivo a Bariloche?- me miró un momento y se me acercó -Escuché lo que pasó... Que lastima que terminaron che-

-Andate- ordené.

-¿Cómo?-

-¿Que haces acá?- Pregunté ya cansado de todo, solo me quería tirar en mi cama a llorar -Viniste solo a joderme la vida-

-Vine porque me gustas en serio-

-Te gusto yo o mi nominación al Oscar?, cuando estuve en Bariloche vos no me dabas tanta pelota porque no tenía el reconocimiento de hoy en día-

-¿Que decís?...-

-¿Te pensas que soy estúpido?-

-Nada que ver-

-No sé cómo lo harás, pero te vas-

-Estoy embarazada de vos-

-Ni siquiera cogimos, anda a saber de quién en ese bebé- me encogí de hombros, ya estaba exaltado.

-¿Ah no?- me miró confundida.

-No- La miré ofendido y luego respiré profundo -Te vas o te saco-

-Felipe.- Malena me miró -Ire a la farmacia, a la vuelta no quiero que esté en mi casa- me lanzó esa advertencia sin importarle que la chica estuviese frente a mí y se fue.

-Está bien, ustedes ganan- Se levantó del sillón -No estoy para este tipo de humillaciones-

-Ya te humillaste bastante- Abrí la puerta -Anda-

La morocha me miró un momento, asintió con la cabeza y salió, yo pegué un portazo y me tiré en el sillón.

Creí que Miel confiaba en mi, pero siendo sincero yo también hubiera desconfiado ante una situación así, actúe como un idiota.

Soy un pelotudo de turno completo.

-Dioooooos- me pasé las manos fuertemente por el pelo y me levanté del sillón, para mí sorpresa Miel estaba parada en el último escalón de la escalera. Tenia sus ojitos hinchados y su respiración estaba entrecortada.

-¿Ya se fue?-

Fue ella quien rompió el silencio.

-Miel, yo...- intenté explicar.

-No tengo ganas de hablar- Pasó por mi lado como si nada y entró a la cocina.

-¿Que hiciste?- Matías me increpó mientras bajaba las escaleras.

Vení conmigo || Felipe Otaño Where stories live. Discover now