Capítulo Único

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Se acomodo de nuevo en la elegante silla de cuero negro, llevaba unos respetables cuarenta minutos en la sala privada de aquel exclusivo casino.

Dinero se movía a grandes cantidades como si fueran simples limosnas, pero cualquier persona de clase baja soñaría con tener un pellizco de aquellos montones de dinero.

Llevaba apostando gran parte de la noche en el Póquer, había ganado unos cuantos millones, ganar nunca era un gran problema.

Tomó el vaso de coñac y se movió hacía la ruleta en donde solo se encontraba una persona.

-Vamos, ya vienes a quitarme más dinero, Sergio.
-Sin llorar, lo que te gane sabemos que apenas son limosnas.
El viejo hombre rió, al reconocer la verdad.

-¿Cuanto vamos a apostar esta vez?
-Vamos Lawrence, apostemos algo interesante.
-¿Cómo qué?
-¿Que te parece el cachorrito que traes de esa correa?

Sus ojos marrones habían estado vigilando durante toda la noche al alto y pálido hombre que caminaba sumisamente detras de Lawrence.

Su piel blanca como la nieve brillaba bajo las luces del casino, sus ojos profundos como el oceano brillaban en una mezcla de miedo y obediencia.

-Vamos, Sergio, aun no lo he estrenado.
-Mmm, mejor para la apuesta.
-¿Qué tienes para apostar?
-Algo que ha querido tu pequeño Lance desde hace meses.

Lawrence rió, el bastardo de Pérez sabía que su pequeño siempre sería su debilidad, y aunque llevaba toda la noche deseando saborear el niveo cuerpo del joven, que solo respiraba por que el se lo ordenaba, admitía que aquella apuesta era muy atractiva.

-¿Y cómo vas a hacerlo?
-Digamos que Fernando me debe un favor-
-Sabes cual es mi punto débil, pero esta bien, acepto la apuesta.
Sergio sonrió y paso una mano por sus largos rizos.

Lawrence le dio la correa al crupier y Sergio le ofrecio un número en una tarjeta.
Fernando tendría que pagarle el dinero que le debía de aquella forma.

Sabía desde hace meses que Lance, el hijo de Lawrence Stroll moría por montar al hombre mayor que él. SE había incluso hartado de escucharlo hablar de como le comería la polla en la primera oportunidad que tuviera. Sí perdía sería un alivio para Fernando pues con aquello saldaría su deuda.

Y aunque ganara, pensaba darle un plazo aun más grande, solo por el hecho de haber ofrecido su cuerpo para satisfacer aquel deseo que seguía arremolinandose en su pene con tan solo ver los gruesos y rosados labios de ese precioso joven.

-Números-Pregunto el crupier.
-Dieciocho, por que esta va por mi muchacho.
-Once, el número de la suerte Lawrence.

El crupier lanzó la bola, el sonido de la ruleta girando era excitante, la bola viajaba de un lugar otro, por primera vez en un rato, el once negro parecía brillar con inusitada suerte, mientras el dieciocho parecía oscuro a pesar de ser un brillante rojo.

-No va más-Anunció el crupier, y en aquel momento, dió un sorbo a su vaso de coñac, una sonrisa se dibujo cuando la bola se instalo triunfante en su casilla.
-Se lleva todo el once.

Lawrence rodo los ojos, pero aún con una sonrisa asintió hacía Sergio.

-Yo sigo pensando que haces trampa.
-Vamos, sin llorar Lawrence, haré algo para ti. Se lo daré a Lance de cumpleaños.
-Siempre un gran amigo, te dejo Sergio, que disfrutes del premio.
El viejo hombre se alejo para verlo sentarse en la mesa de Blackjack y hacerle una seña a uno de sus gorilas.

El crupier le devolvio la tarjeta y le extendió la correa que estaba unida a un grueso collar de cuero.
Dio un tirón con nula delicadeza
Ya había sido suficiente de jugar, ahora sólo quería divertirse.

Naabot mo na ang dulo ng mga na-publish na parte.

⏰ Huling update: Feb 25 ⏰

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