𝐧𝐢𝐧𝐞𝐭𝐞𝐞𝐧

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Para lo que les combine están, si no no es así.

―Vo' no me menti' a mí, no estás bien ―la frenó abruptamente y toco su frente, analizando si se encontraba mal.

La contraria bufo.

―¿Qué haces?, llegamos tarde si nos frenamos a boludear.

―Rubiecita vo' sabe' que pode' confiar en mí, ¿o no?

―No jodas Danilo, estoy cansada ―le hizo cara de perro muerto, pero el chico ni bola le dio.

Sin otra opción siguieron caminando, esta vez más rápido.

―Gracia' por la comida, me estaba cagando de hambre ―se tacteo el estómago, el cual rugia a todas horas en silencio.

―¿Y por qué no me decis? ―sus ojos se llenaron de lagrimas― la puta madre, el rimeeel ―refrego su dedo pulgar sobre su párpado, quitando cualquier rastro de humedad.

―¿Qué te pasa boluda? ―volvió a interceptarla, con un pedazo de pan en la boca.

La femenina no respondió, solo carraspeo y segundos después murmuró que se apure.

Repentinamente sintió unos brazos recorrer su espalda y finalmente se quedaron en su cintura, atrayendola hacia atrás. Una cabeza reposaba sobre su cuello, depositando un par de besitos inocentes en este.

El calor que emanaba el chico le daba una cálida sensación de relajación a su novia que en ese momento necesitaba.

―Cualquie' cosa estoy acá ―le advirtió, con su boca sobre el lobulo de la rubia― para lo que sea, loquita.

En cuanto giro la cabeza se encontró cara a cara con el contrario.

―¿Alguie' te hizo algo? ―mordió su labio con bronca― a quien hay que hacerle la vuelta ―se separó.

―Me pelee con mi papá, solo eso. Tranqui. Gracias por consolarme, aunque lo haces medio mal pero lo aprecio ―le guiñó un ojo, ya con la vibra más en alto.

―No te preocupe', lo hago porque me gustas vo' y tu orto, pero más tu orto ―rió con picardia― yo te ayudo a olvida' lo que tenga' que olvidar ―le guiñó un ojo.

―Ya la tenias que cagar ―revolo sus iris e hizo una careta graciosa.

―¿Qué te pasa ahora? ―pregunto extrañado.

―Ahora estoy de buen humor, por vos ―sonrió.

―Me encanta tu buen humor ―

Sin nada más que decirse llegaron a la escuela, y ahí se separaron. La muchacha se adentro en el sucio baño de mujeres, pues quería retocar su rimel corrido. Leve, pero notorio a su vez.

Por otro lado estaba Danilo, quien sin esperar volvió a abrir la envoltura que cubría su alimento y metió a su boca un pedazo grande, por poco atragantandose.

―Que desesperado ―rió agudamente una voz ya conocida, sentándose sobre el banco del chico.

―Qué te pa' falladita de mier- ―un dedo lo acallo. Danilo manoteo aquella extremidad que intentaba silenciar su voz.

―Estoy aburrida ―resoplo― ¿por qué no volvemo' a hacer lo de la otra ve'?

¿En plena escuela?, ni que fuese Micaela.

―Raja de acá gila, no quiero na' con vo' ―la bajo a empujones de su banco― no me interesa saber nada que tenga que ve' con vos.

―¡Ay pibe! ―se quejó por el repentino golpe que este le dio― ¿por qué no quere' saber nada ma' conmigo, eh wachin?

BARDERA  𝒇𝒕. danilo sánchezWhere stories live. Discover now