Todas asentimos

La profesora sale y nosotras la seguimos

—¡Cárdigan, amigo mío! He traído a las chicas para que aprendan a defenderse sin tener que utilizar magia. ¿Cómo comenzamos? — pregunta la profesora

—Amelia, ¿Te parece si armamos parejas? — cuestiona él

La profesora asiente, emocionada

—Bien. Niñas y niños, Amelia y yo armaremos parejas para que las hadas puedan aprender fácilmente a defenderse. — Y luego de eso Cárdigan y la profesora comienzan a armar parejas

—Asher con... — piensa Cárdigan

¡Tengo la esperanza de que le toque conmigo!

Él me cae bien

—Asher con Alexa. — dice y toda esperanza se va...

—Iris con...—Amelia se toma de la barbilla, pensativa — Alex.

¿Alex? ¿Quién es Alex?

—¿Quién es Alex? — pregunto para ir con él

Un chico de ojos verdes me mira y mientras despeina su cabello castaño en un intento de parecer guapo o atractivo y dice:

—Soy yo, bonita. — me guiña un ojo

¿Qu-

—Aaah. — digo fingiendo una sonrisa y yendo con él

—Nos vamos a divertir mucho. — dice mientras esboza una sonrisa pícara

¡¿Qué mierda?!

—Bien, ya que todos tienen parejas, muéstrenle diferentes tipos de defensa a su acompañantes. — ordena Cárdigan mientras pasea su mirada por todas las parejas

Todos asentimos y vamos al campo de entrenamientos

—Bien. Te explicaré paso por paso algunos movimientos. — dice y comienza a explicarme diferentes técnicas para defenderme

Una vez termina de explicar, intento hacer uno pero él niega y comienza a acercarse peligrosamente a mí

Atrás vaquero!

Yu yu!

Fuera fuera!

—No hermosa, así no se hace. — dice riendo

¿Hermosa?

El menos rápido:

—¿Ah sí? ¿Y cómo se hace? — respondo frustrada

Él termina de acercarse y me toma de la cintura

Hago una mueca y me remuevo para alejarme de él

—¿Podrías quitar tus manos de ahí? — le pido, sintiéndome realmente incómoda

—Naah. — dice a medida que aprieta su agarre

—Hey... Suéltame, ¿Sí? — digo con asco...

—No lo creo cariño, te tengo que enseñar cómo se hace. — dice y baja lentamente sus manos hasta mi espalda baja

Cierro los ojos instintivamente

—Oye.— digo mientras me remuevo para que me suelte pero solo consigo que su agarre se apriete, comenzando a lastimarme

Me entran ganas de llorar

—Te ha dicho que quites tus sucias manos de ahí. ¿Acaso eres sordo? ¿O quieres que te lo explique a patadas?— dice una voz masculina a la que reconozco inmediatamente...

Alas de fuegoWhere stories live. Discover now