—Enzo...—

—Miel, confío en vos, sos capaz de esto y más, pero necesito que vos confíes en mí, ¿Confías?, volveré por vos y nos compraremos esa casa en la playa que tanto soñamos.— Quitó sus manos de mi rostro y levantó el meñique —¿Confías?—

—Confío— Agarré su dedo con el mío haciendo pinky promise.

Enzo besó mi frente y subió al taxi, en ese momento mi mundo se vino a bajo.

Durante la semana Matías y Felipe intentaron darme ánimos pero solo quería dormir, Malena se esmeraba en cocinarme las facturas más ricas del país pero no quería comer. Por otro lado, Juani me entregaba su compañía, era un honor para mí poder compartir el silencio con él.
La siguiente semana fue la más dura, ya casi no interactuaba con los chicos porque no salía de mi cuarto y los días se hacían eternos.

—¿Cuánto tiempo vas a seguir así?— se apoyó en el marco de mi puerta.

—El... Suficiente— No podía hilar dos palabras sin que se me quebrara la voz.

—Saldré a caminar ¿Venís?—

—Dejame en paz, Felipe—

—Bueno, de todas formas jugaré un rato al FIFA, si venís podés ser River—

Me quedé mirándolo, él parecía no entender que no quería hablar.

—La próxima semana se jugará el super clásico en el monumental, me preguntaba si vo...—

Desvié la mirada antes de que terminara y encendí el secador de pelo. Tenía solo un objetivo en mente: Secar mi pelo y que no quede con frizz.

Pero sin previo aviso, Pipe entró en mi cuarto, me quitó el aparato de la mano y me alzó como saco de papa.

—Ni siquiera me gusta caminar.—

—¡Bajaaameeee!— Comencé a patalear pero nada servía, me metió en el auto y comenzó a conducir —Me quiero bajar—

—No podés—

—¿A dónde me llevas?— Lo miré.

—No sé, ni siquiera es mío el auto— Me sonrió de reojo y aceleró.

Todo el camino me quedé mirando su perfil, cada facción de este hombre parecía irreal, lo encontraba muy guapo.
Iba cantando las canciones que salían en la radio y su forma de expresarse me mantenía bajo una hipnosis.

Después de un rato se estacionó frente a un río, se bajó agarrando algunas mantas y luego me miró.—¿Esperas invitación?—

Me bajé con la peor de las ondas, aún quedaba luz del día así que podía ver bien a mi alrededor. Me senté en una manta junto a Feli y sonreí al sentir como me envolvía con otra. Copié su acción y lo tapé con una manta.

—No es el fin del mundo.— Rompió el silencio.

—¿Que?— Lo miré.

—Puedo imaginarme cómo te sentís, pero no es motivo para deprimirse—

Asentí con la cabeza, no tenía ganas de pelear, menos con él.

—En serio te digo— Me sonrió mientras se acercaba más a mi y pasaba un brazo por mi espalda.

—Ajá— apoyé mi cabeza en su hombro.

—Pasé por algo parecido, ¿Sabes?—

Levanté la mirada.

—Al igual que tu hermano me tuve que separar de mi hermana por trabajo... Por cumplir mis sueños y poder cuidar a mi familia económicamente. Con la sociedad de la nieve estuve afuera un año y no había día que no pensara en mi familia, de igual forma esa fue mi motivación. Me mantenía vivo la certeza de saber que las vería dentro de poco—

—¿Y que fue de tu familia ese año?— Pregunté casi en un susurro.

—Mucho no podían hacer, era plena pandemia pero entendieron que era parte de lo que yo quería hacer por el resto de mi vida y por más de que les costó, al final entendieron que era por un bien común—

—¿Y ahora?— Cerré los ojos asentir como me abrazaba.

—Ahora les chupa un huevo—

—No no— Reí bajito —Por qué ahora no vives con tu familia—

—Ahhh... Porque ya crecí, ya hice mi vida por otro camino y los puedo ver siempre que quiera—

Asentí con la cabeza.

—Todo este tiempo valdrá la pena, te lo prometo.— Besó una de mis mejillas con delicadeza —Si le pones onda te juro que no será tan grave...—

Asentí con la cabeza.

—Con los pibes te extrañamos, te alejaste hace banda y te necesitamos... ¿Quien nos va a romper los huevos?— Rió.

Con Pipe pasamos la tarde hablando hasta que anocheció y nos fuimos. Una vez que llegamos, el olor a guiso nos invadió por completo.

—Ayy mamita— Felipe se puso la mano en la panza.

—¡Acá estabas!— Malena se acercó rápido y me abrazó —¿Te quedas a comer con nosotros?— me miró algo preocupada por la repuesta.

Asentí con la cabeza algo dudosa.

—No se diga más, vení conmigo— Me agarró la mano y nos guió hasta la mesa.

Entre risas terminamos de comer, no me había dado cuenta lo mucho que extrañaba estar así con ellos. Nos despedimos y nos fuimos a acostar cada uno por su lado, aunque a media noche Malena se pasó a mi cama con la excusa de que me extrañaba. La amo.

[...]

Hasta acá este capítulo 🤍
Muchas gracias por leer, tu voto es muy importante para mí  ✨

Vení conmigo || Felipe Otaño Where stories live. Discover now