4 | Tiramisú nights

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El japónes sacudió levemente su cabeza apartando esas ideas y enfocándose en la respuesta de su capitán Piano, mientras se acercaban aún más al autobus.

—No me parece mala idea, además, podemos aprovechar en celebrar los juegos que hemos ganado en estos días. Mañana volveremos a Milán y lo que menos vamos estar es celebrando, porque será San Valentin y tenemos partido con el Verona—todos asintieron a las palabras del capitán, mientras Yuki solo esperaba otra respuesta más consisa—Aunque, tienen que aprovechar en hablar con ella ahora mismo, acuérdense que no tenemos su número.

Antes de abrir la boca alguno de ellos, el libero Matteo Staforini ya se embarcaba en la aventura de hablar con la agradable fisioterapeuta que alabó hace unas semanas como jugaba en esa posición, luego de que se encontrara en su enfermería curando uno de sus dedos lastimados que se había doblado en la práctica.

Estaba bastante seguro que la mujer aceptaría una salida casual con todo su equipo.

—¡Hey! ¡Sofía!—la nombrada, volteó al llamado del chico. Se disculpó con su compañero y se acercó al menor, regalándole una sonrisa con los labios pegados.

—Matteo. ¿Qué pasó? ¿Estás bien? ¿Cómo sigue tu dedo?.

Él se rió levemente por la preocupación de la mujer y le sonrió.

—Estoy bien. Solo quería saber si estabas libre hoy, quería invitarte a salir—replicó tranquilamente el libero, viéndo a sus ojos házel haciendo que Sofía subiera sus cejas a su dirección. Al darse cuenta de su metida de pata, el chico se sonrojó desde sus orejas hasta la punta de los pies haciendo que empezara a tartamudear—¡Lo siento! Quise decir...yo...em...

Piano le pegó a uno de sus opuestos en el pecho para que no se riera del chico que lo veían desde la puerta del bus, otros empujaban y preguntaban como le iba al menor mientras que Yuki solo veía a ambos individuos hablar, apoyado en un pequeño espacio de la entrada y mordiendo su uña de su dedo pulgar como gesto nervioso esperando alguna respuesta que no iba a escuchar.

—Entonces, ahora si entiendo. ¿Nos están invitando ustedes a salir esta noche a comer para celebrar que ganamos hoy, no?—unió las piezas la venezolana y el libero asintió, prefiriendo morir callado ya que iba de terrible a peor cuando habló con la mujer.

Nunca olvidaría aquella vergüenza.

Sofía lo pensó unos segundos, sus pro y contra más si tenía algo que le interrumpiera su agenda de trabajo, pero nada parecía estropearle la idea que le planteaba el chico.

Le sonrió un poco, y asintió, quizás con un poco de emoción ya que imaginaba solo conocer al equipo de otra forma menos seria y le causaba un poco de nervios, pero podía lograrlo.

Sabía que si.

—Iremos mi compañero y yo, se los seguro y si él no puede, iré yo—respondió Sofía, mientras sacaba el chico sacaba con sus manos temblorosas su teléfono del bolsillo de su chaqueta. Ni siquiera le dejó hablar ya que Sofía notó sus intenciones—Anota mi número, es...

En pocos minutos, ya todo estaba coordinado, a lo que la mujer le dió una sonrisa cálida al chico que lo dejó con la cara sonrojada y una sonrisa tímida en el rostro que solo pudo asentir torpemente y alejarse hacía su grupo, mientras tranquilamente la mujer regresaba a su bus.

Todos se arremolinaron alrededor de él, preguntando que había pasado a lo que Yuki quedó atrás, pero atento a sus palabras.

—Dijo que si, y tengo su número.

—¡Pásame su número!

—¡Pídeselo tú, maldito cobarde!—gritó uno de ellos de regreso, haciéndo reír a todos menos al insultado y Yuki, que pasó sus dedos por su cabello un poco bastante nervioso.

Do It Like That || Yuki Ishikawa ©Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt