𝐭𝐡𝐢𝐫𝐭𝐞𝐞𝐧

Start from the beginning
                                    


Una vez que el horario escolar terminó los tres amigos se volvieron a reunir, junto a la nueva chica, estaban en la cancha del barrio. Se preparaban para jugar un partidito, pues habían extorcionado a Micaela para que esta acepte. Costo, pero se logró.

―Ayy dale Carloss, déjame sacartela ―pedía la novia de el nombrado, haciendo puchero por la pelota.

―¿Me pode' deci' eso?

―¿Qué? ¿Para qué, nene? ―pregunto extrañada, sin embargo una mirada suplicante de parte del contrario la hizo suspirar― ay dale Carlos, déjame sacartela.

―Con mi nombre tarada ―amago golpearla.

―Qué te pasa enfermoo ―se tapó la cara― ayy dale Danilo, déjame sacartela ―imitó la voz de Mariela, irritada.

―De una, rubiecita ―se sacó la remera― el resto te lo dejo sacármelo vo'.

Alzó una ceja, confundia. Cuando por fin comprendió su chiste de doble sentido, mientras el ruliento y su pareja reían escandalosamente, la chica golpeaba repetidas veces al castaño.

―¡Mugriento te calmas! ―con disimulo lo comió con la mirada, lo repaso de arriba a abajo su abdomen descubierto― bastante bien eh ―se burló, aunque lo veía super atractivo.

―Bipola'.

Sudado, con el cuerpo minimamente tonificado, el cabello todo despeinado y esa sonrisa que tanto la enloquecía aunque le costará admitir.

Ella no se quedaba atrás, pues se veía excelente con gotas al rededor de su rostro y con la respiración agitada. Por supuesto, dentro de lo que cabe y a los ojos de Danilo, perfecta.

―¿Vo' deci'?, a verr, sácate vos la remerita esa que tene' y estamo' iguale' ―rió por lo bajo.

―Che loco estamos acá nosotros ―les recordó Carlos.

―¿Y qué?, no estamos haciendo nada ―respondió con timidez.

―Adema' vo' esta' con tu noviecita, a nosotro' no nos digas na' ―arqueo su ceja.

Micaela le lanzó una mirada lasciva.

―Me compran café después eeh, y del caro ―chilló la rubia ante esa condición.

―Dale tontita, deja' de cagonear y movete ―ambos se miraron con

Los cuatros se posicionaron en sus posiciones: los dos hombres juntos, y las dos mujeres juntas, en un mismo equipo que se separaba por género.

―Qué partido choto va a ser ―susurró la ojiazul― pero bue', me pagan por esto.

―Danilo a besos te paga ―le dijo Mariela, tan sonriente como el moreno y el nombrado.

―Sin problema'.

―Dale, hagamos esto rápido así ustedes pueden ir a chaparse a una esquinita, que ya los dos me contaron que lo quieren hacer ―evidentemente mintió, ignorando lo que dijeron y guiñandoles un ojo a cada uno por separado― de nada ―musito en voz baja.

Esa que tanto le encantaba a Danilo, que le erizaba la piel.

Sin decir nada más comenzaron a patear la pelota al azar. Los chicos habían prometido haber sido más compasivos con las chicas, pues el nivel era obviamente marcado y distinto, más bajo o más alto.

―¡Aahh, esperen! ―freno el torpe juego, mirándose con atención la mano― me rompí la uñaa ―lloriqueo.

―Uhh, ¿a ver? ―Mariela se le acercó, examinando la herida― todo bien, pero si no queres jugar tranqui Mica, no te presiones por mí.

BARDERA  𝒇𝒕. danilo sánchezWhere stories live. Discover now