la última carta

42 1 0
                                    

Esta es mi última carta de amor. La última carta que escribiré para alguien alguna vez.

Intenté escribir esta despedida al aire muchas veces sin lograr enmarcar bien lo que quería decir. Creo que ahora tengo las palabras correctas.

Te amé con cada latido de mi corazón, amé cada error, cada acierto, cada subida y bajada y ni siquiera en tu momento más bajo pude amarte menos.
Me heriste de formas en las que nadie lo había hecho, pero en mi corazón siempre hay un perdón para quien amé con honestidad.

Te amé en cada segundo, en cada risa, en cada lágrima y sentí tu amor en cada mañana que pude despertar viéndote a mi lado, en cada visita, en cada mirada, en cada beso, sentí tu amor hasta que no lo sentí más.

Ahora entiendo muchas cosas que antes no, ahora veo cosas que antes no.
Yo no sabía que te estabas derrumbando y mi poca confianza en mí me hizo pensar que las piezas que iban cayendo de ti, las razones por las que te hacías cada vez más distante con el mundo, más cabizbajo.... No tenían que ver conmigo.

Cuando no era así, todo este tiempo te ibas derrumbando y no pudiste decírmelo y yo enloquecí.

Tenía tu amor, tu lealtad y tú corazón, pero nunca supiste decirme que lo único que querías era llorar y yo creí que no me eras fiel y entonces así, comenzamos a caer cuesta abajo y lastimamos el amor que teníamos.

Ambos nos equivocamos mucho pero sabíamos que nuestro amor era real. Y ninguno quiso romper el corazón del otro, soñabamos con un hogar y con todas esas cosas hermosas que queríamos hacer.

Te di todo lo que tenía, te di tanto que destruí mi paz mental, destruí mi estabilidad para que a día de hoy puedas estar de pie sin mi, dejando mi amor atrás.

Pero no me arrepiento porque sé que algún día voy a sanar y te podré perdonar. Por hacerme amarte tanto y dejarme atrás.

Eres el acto de amor más grande que he cometido y eso se ve en todas las palabras, en todos los detalles, en cada esquina de tu habitación, en todas las canciones de amor que te dediqué, en las historias que escribí para ti, en la forma en la que me marqué.

Te amé más que a nadie en el mundo, hice de todo para que no te faltara nada incluso si eso significaba caminar bajo el sol por horas o no comer ese día para verte feliz a ti.

Compartí mis secretos y miedos más grandes, te enseñé cada cicatriz que me hacía sentir avergonzada, fuiste el amor más grande que tuve y yo sé que en tu corazón también tengo ese mismo lugar.

Amor de mi vida, me has roto el corazón y me has dejado.

¿A caso siempre seguirás estando ciego?

Te has llevado mi corazón y me exilias del mismo.

¿Qué patria puedo proteger si mi país eras tú?

Y jamás te atrevas a decir que fui quién más daño en el mundo te hizo porque esa es la mentira más cruel que podrías estar contándote a ti mismo.

Cuando mires hacia el mar o hacia la luna, todo estará bien, porque podrás recordar cuánto te amé y mi fantasma a tu lado podrá susurrártelo.

Ese día en la cafetería, ese martes por la noche que te conocí, pude sentir como todo empezaba otra vez, bastó con que me miraras para que yo puediera volver a creer en el amor. Y cada lágrima, cada espina, cada apuñalada que recibí en el pasado valió la pena porque sabía que ahora había llegado alguien con quién todo sería divino.

Para mí la nada era todo, los silencios, estar solo abrazados, estar uno al lado del otro se sentía como paz. Y aunque el mundo podía arder en llamas afuera de esas cuatro paredes, aunque una guerra pudiera estar sucediendo detrás de esa puerta, el silencio era dulce contigo.
Porque nunca quisiste nada de mi y yo nada de ti.

Quizá tú error fue idealizarme, ponerme en un pedestal, creer que sería tu salvadora después de tantas mentiras y engaños del pasado. Que por supuesto nunca iba a traicionarte, mentirte, engañarte, nunca haría algo asi. Yo amo, como quiero que me amen. Quizá te desenamoraste de mi cuando me volví humana a tus ojos el día que dije las palabras equivocadas. Y nunca supiste perdonarme por ser humana. Pero yo si te perdoné a ti cuando te volviste un demonio en mi ventana.

Y desde que te has ido, solo llueve dentro de mi habitación, y es que desde que tus labios dijeron que ya no estabas enamorado, mi corazón no late y desde que no despierto contigo dormir ya no es algo que me guste.

Y no puedo dejar de contar los kilos que pierdo día a día, como el sabor de la comida sabe a nada y como reír ya no se siente igual de honesto.

Y es que te extraño, mi flaco.

¿Dónde pongo todas esas fotos, todos esos vídeos de ambos riendo, todos esos recuerdos?

Prometí que podría volver a ilusionarte cuando te volviese a ver. Y te volví a ver, me volviste a besar, pero nada de lo que hice fue suficiente para ti.

Así que te volviste a ir, llevándote contigo los muros que había puesto otra vez alrededor de mi corazón.

Y nada más importa, ya no más, creí que era la única a la que no podías perder, que nadie podía amarte como te amo yo.

Te pedí que te atrevieras a dejarme ser tu única por siempre, que te atrevieras a dejar tus miedos, el pasado.

Ambos nos ayudamos mucho, a mejorar, a vivir, a aprender, ambos nos enseñamos mucho en la vida que nos tocó juntos, ambos nos hicimos saber que alguien podía amarnos de verdad, sin mentiras, sin engaños, sin tener ojos para nadie más... Ambos dimos todo en nuestro corazón, ambos pusimos el alma en que esto funcione, a ambos nos rompió haber luchado tanto, cuando el enemigo estaba en tu corazón: tu falta de ilusión.

Entendí tus dolores, tus penas, tus miedos, entendí todas aquellas cosas que no querías que nadie más vea. Y aunque fuiste orgulloso y más de una vez te escondiste... Te veía tal y como eras. Con todo lo bello, con todo lo feo, con todo lo alto, con todo lo bajo. Sé cuándo estás mal, cuando no estás feliz incluso aunque te muestres sonriente al mundo y ese es un privilegio que nunca quise perder.

Te lo dije una vez, te lo dije dos veces, te lo dije una vida entera: te amé por ser tu, te amé siendo tú, te amé cuando dejaste de ser tú, te amé cuando me amabas y te seguí amando incluso cuando tú no me amaste más.

Y es que te amé tanto que aunque te haya llorando un río y aún sangre por tu cuchillo, esa parte que sigue latiendo, sigue latiendo por ti.

Y quizá un día nos veamos cara a cara, humano a humano, error a error. Quizá algún día cuando las heridas no estén frescas nos veamos una vez más, sin vernos desde ese lente rosa que engaña y siendo tal y como somos, habiendo curado los traumas que el pasado dejó, quizá algún día cuando volvamos a ser nosotros podamos vernos a los ojos una vez más y sentir que todo volvió a empezar.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Feb 05 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

la última carta Where stories live. Discover now