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Si es que había llegado a una clara conclusión durante los días que estaba observando a Robert, es que el chico era totalmente invisible. A pesar de compartir aulas desde los siete años, recién ahora había notado su triste existencia.

Gavi y Pedri, desde su exclusiva mesa lo observaban atentamente. Robert, solitario en su mesa, devoraba su sandwich de huevo sin levantar la mirada, sumergido en su propio mundo. El Alfa clavó su mirada en la mesa mientras comía tranquilamente.

- Debe ser una pesadilla ser como él - Dijo Pedri mientras bebía su agua con infusión de pepino y limón, frunciendo el ceño al observar a Robert. - Solo míralo. Tan miserable -.

- No seas así - Respondió Pablo, tomando un sorbo de su café.

- ¿Acaso miento? Se supone que los Alfas son extrovertidos y populares, pero él es todo lo contrario - Continuó Pedri mientras Gavi asentía en silencio desde su asiento.

- Se supone, pero no es así -

Pedri señaló hacia Robert cuando un grupo se acercaba a su mesa. Inicialmente, pensaron que eran amigos de Lewandowski, pero rápidamente quedó claro que no lo eran, pues este grupito se sentó y apartaron a Robert totalmente. Lewandowski levantó la mirada ligeramente, pero la bajó de inmediato al hacer contacto visual con uno de ellos.

- Pobre... - Dijo en un susurro Gavi con cierta pena en su tono

- ¿Pobre qué? Por algo debe estar solo. Quizás es un pesado o algo -.

- No seas así, Pedri -.

- Digo la verdad. No creo que alguien no tenga amigos sólo porque sí. Algo malo debe tener - Insistió Pedri.

Gavi suspiró apenado mientras observaba al Alfa de lentes comer lentamente. Él nunca había experimentado la soledad en todos estos años de escuela, siempre había alguien que se acercaba a él. No podía ni siquiera imaginar cómo se sentía Robert en esos momentos.

Robert estaba en una situación difícil. No hablaba con nadie y nadie le dirigía la palabra, a menos que fuera para lanzar alguna burla. En los pasillos, nadie se apartaba cuando él pasaba, más bien, lo miraban como si fuera la criatura más horrible y desagradable.

En los recreos, no se le veía en el patio ni en la biblioteca, como algunos pensaban. En cambio, se encerraba en un baño, mirando al vacío. De vez en cuando, el silencio del lugar se rompía con sollozos apenas audibles mientras Robert lloraba en silencio, abrazándose a sí mismo y cubriendo su boca para que nadie pudiera percibir el dolor que intentaba ocultar.

- Oye - Escuchó Robert a su lado. - Oye - Escuchó nuevamente Robert. Levantó la mirada y se encontró con uno de los chicos que se sentó en la mesa.

- Hola... - Saludó en un susurro. El chico de piel morena hizo una mueca, lo cual hizo que el pecho de Robert doliera y su cuerpo se sintiera frío.

- Emmm... hay un amigo que quiere venir a sentarse aquí y pues pensábamos que podías cambiarte de mesa -

Robert asintió lentamente y guardó su comida en su lonchera. Se levantó y comenzó a buscar otro lugar, pero al parecer, todas las demás mesas estaban repletas. Mientras pasaba, sentía cómo todos lo miraban, suspiró y trató de reunir la valentía para seguir buscando.

Finalmente, se encontró con la única mesa con lugares disponibles, pero sabía que no pertenecía ahí. Los "reyes" de la escuela lo miraban de arriba a abajo, y Robert tragó en seco. Sus ojos chocaron con los de ese Omega que era su amor platónico desde hace años, Pablo Gavira. La mirada de Pablo era diferente en comparación con la de sus amigos, no lo miraba con repulsión, sino como si fueran iguales.

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LA APUESTA - LEWANDOWSKI X GAVIWhere stories live. Discover now