Capítulo 2 " 1 Ascensor y 3 Hombres"

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El ascensor era pequeño, con capacidad de 4 personas, quedé apretujada entre los 3, intentando respirar, olía mucho a cuero y a madera, escuchaba la respiración pesada de los 3 hombres debajo de sus máscaras, si a mí me cuesta respirar no me imagino ellos. Antes de que se cerrasen las puertas del ascensor, se asomó la presidenta de la junta vecinal, una señora de avanzada de edad, un poco malhumorada y siempre de punta en blanco, para estar a esa hora en los pasillos había que ser muy cotilla, es entendible que quiera curiosear, ¿a quien no le llamaría la atención está situación? 3 hombres enormes uniformados y armados que vienen a buscarme a altas horas de la noche.

- Dra Zanetti, el ascensor es solo para 4 personas, 4 personas nada más. - reclamaba estando de pie frente al ascensor haciendo señas con las manos, parecía que el ascensor estaba tardando más de lo habitual en cerrar las puertas, cosas de edificios anticuados.

- No se preocupe señora Olga, somos 4 personas. - logré decir alzando mi cabeza entre los macizos cuerpos uniformados.

- Sí hija, pero esos muchachos pesan lo que pesan 10, van a dañar el ascensor... - seguía regañándome pero ya el ascensor había cerrado sus puertas y estaba bajando.

- ¿Qué le dice una anciana a otra anciana?-pregunta el de la calavera.

- ¿Eh? - no entendía la pregunta.

- No le hagas caso. - me decía al oido el de los ojos transparentes.

El tímido de la capucha solo se reía débilmente.

- El ascensor se va a caer. - contestaba el de la calavera.

-...

¿Me estaba diciendo anciana?

- ¿Eso era un chiste?-cuestionó el de los ojos transparentes.

- Que mal chiste. - por fin decía algo el tímido, su voz era agradable, tenía un acento marcado, tal vez alemán.

Yo me mantenía seria, no estaba de muy buen humor precisamente, me habían sacado de mi casa a esta hora para trabajar, diría mi abuela, "el trabajo lo hizo Dios como castigo", pero ese apartamento no se pagará solo así que bueno, a hacer lo mejor que pueda con lo que sé, para ganarme lo que merezco.

Al adentrarnos en el oscuro sótano, sentí un escalofrío extraño, es muy raro estar en un estacionamiento a oscuras. A algunos metros de mi veía lo que parecía una camioneta, supongo que blindada, había un hombre a escasos metros de ella, mientras más me acercaba un poco más de su rostro de desvelaba bajo la tenue luz del techo del sótano, un hombre uniformado con un sombrero parecido a los australianos y un bigote que moría en sus patillas
Me acerqué a estrechar su mano para introducirme, el la estrechó de vuelta vigorosamente y con una tierna sonrisa.

-- Dra Luciana Zanetti, usted debe ser el Capitán Price.

- Así es, bienvenida al equipo, cubriremos su espalda para que pueda cubrir la nuestra.-culminaba con una risa débil, al tiempo que me hacía señas para que entrara al vehículo.

El tímido me ayudó a subir, tomándome de la mano, su mano era gigantesca y cálida, me incorporé y me senté frente al Capitán, el aire acondicionado era helado, no tolero mucho el frío, y no puedo evitar temblar cuando es demasiado.

- ¿Mucho frío Zanetti? - preguntaba juguetón el capitán esbozando una sonrisa.

Yo solo asentía.

- Bueno, te los presento, él -señalaba al de la calavera.- es Ghost, él - señalaba al de los ojos transparentes que estaba sentado a mi lado. -Keegan, y este muchacho - señalaba al tímido. - es König.

Mein Schatz KönigWhere stories live. Discover now