Capítulo 1 "La gota que derrama el vaso"

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Estaba harta, solo quería irme, llegar a un acuerdo era imposible. Siempre era el mismo sentimiento, en cada encuentro eran más las rabietas y ratos amargos que pasaba que otra cosa, era increíble.

- Si estuvieses conmigo el tiempo que te pido, sería diferente...- para este momento aún no sé si me está reclamando o chantajeando.

- Estoy contigo todo el tiempo, salgo de guardia y lo primero que hago es venir a verte dónde sea. - logro decir entre dientes, no quería hacer ningún espectáculo en público.

- No es suficiente, quiero te mudes conmigo. Las relaciones mejoran con la convivencia, habrá más confianza...

- Para ti nada es suficiente.

- Así te protegería también, estarías en un lugar seguro y conmigo. - ahora parecía estar negociando.

- ¿Un lugar seguro?, ¿qué dices?- cuestioné, me sacaron de lugar sus palabras.

- ¿Sabes el riesgo en el que te encuentras en tu trabajo?, ¿No piensas?- golpeaba su sien con la punta de su índice, se veía ansioso por querer ofenderme con ese gesto.

- ¿De que riesgo hablas?

- Trabajas con delincuentes armados hasta los dientes, con asesinos. - gruñía y decía cada palabra con zaña.

- Son militares, no delincuentes, sirven a la Nación, yo sirvo a la Nación. - empezaba a exhasperarme.

- Los militares son asesinos, son criminales de guerra, y no te compares con ellos, tú no eres ni una militar de esas ni una criminal, eres un médico.

- Soy un médico que trabaja para el SAS Bri ...

- Bueno lo que sea, tú me entiendes, no puedes relacionarte con esas personas, no traerán nada bueno con sus armas.- me interrumpía.

- Aquí donde me ves, estoy armada, cuando estoy de guardia uso casi el mismo uniforme. - señalaba mi cadera en dónde reposaba el resguardo de mi armamento.

- Solo te traerán desgracias, escucha lo que te digo, será así, porque eres incapaz de pensar en una vida como piensas las demás mujeres. - seguía interrumpiendome, siempre lo hacía, mientras más molesta estoy, más lo hace.

- Soy como las demás mujeres, quiero un hogar, una vida tranquila, elegí tener mi vida contigo. - intentaba hacerlo entrar en razón, me él me cortó inmediatamente al terminar mi frase.

- Un ejemplo, si fueses mi vecina, confiaría más en ti, te conocería más y sería más probable que formalizaramos.

- ¿Tu vecina?- me pareció extraño que la nombrara, ¿qué sentido tenía nombrarla?, ¿me estaba comparando?- ¿Me hablas de tu vecina porque confías más en ella que yo?

- La veo todos los días, el contacto se hace más cotidiano, sabes que me gusta tener contacto seguido. Si fuese así contigo, ya hubiésemos dormido juntos, viviríamos juntos, confiariamos más el uno en el otro...

Entonces recordé...

- Me imagino que con esa forma de pensar, cada vez que la amiga de tu hermana va a quedarse en tu casa, te acuestas con ella, ¿no?- Tal vez lo esté atacando, tal vez esté siendo neurótica, no me importa, todo lo que me está diciendo es muy extraño, pero es una locura, él simplemente lo negará y ya.

- Posiblemente. - se encogió de hombros.- si no estuviera contigo, ya hubiese formalizado con ella. - sentenció, un tanto cínico me parece.

Quedé atónita, lo estaba atacando, pensando que negaría algo, era una locura incluso para mí. Me mantuve en silencio unos segundos, no sabía que responder,¿cómo pudo?..

Mein Schatz KönigWhere stories live. Discover now