Capítulo n°39: "Reloj de cenizas".

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La ciudad quedo irreconocible frente a los ataques de fuego, humo y viento. Los sobrevivientes se dirigían al castillo Electricidad para pedir refugio mientras reconstruían sus viviendas.

Orón y la reina Electra se encargaban de recibirlos mientras los demás siervos, caballeros pertenecientes al ejercito respaldaban su huida a la fortaleza, aún seguían cuidándose las espaldas entre todos.

Rojo algo abrumada y desconcertada no se lograba sacar la imagen de la chica de la oscuridad de su mente. Le daba vuelta a sus oscuros ojos, la rara conexión sentida a hacia ella omitida por el odio y la certeza de un vínculo uniéndolas.

--¿Qué ocurre compañera de aventuras? – interrogo Pluto acomodándose a su lado cansado y con muchas ganas de descansar. – Sugiero dormir antes de partir porque realmente estoy agotado, me dio gusto saber que el castillo posee dones mágicos para defenderse.

--Serpentari desde su reconstrucción, luego de la guerra es el sitio privilegiado por los brujos y hechiceros, nadie se opone a su práctica, sin embargo, debe dar un pago a la reina. – comenta una chica de orejas sobresalientes por su cabellera, ojos rasgados de tres colores; negro, gris y un azul con pelaje blanco cubriendo su cuerpo, pero cambia a naranja. – Es camuflaje por si no lo conocen. Lo usamos para evitar ser víctimas de los Terranatauros y es esencial para las batallas, me enliste en el ejército después de la muerte de mis padres.

Con su confesión dejo atónitos a sus oyentes. Rojo y Pluto no entendían porque le contaba todo eso sin conocerlos, aunque hacer amigos nuevos no esta tan mal.

--¿Cómo te llamas? Diste esa información sin darnos tu nombre. – se volvió rosa asustando a Pluto cuando le sonrió de forma cariñosa. Su actitud molesta a Rojo. – Bueno si puede decirnos.

--Si son amigos de la reina también son míos. Electra no suele tener confianzas con desconocido, sin embargo, supongo que a ustedes los conoces ¿cierto?

--Androca. – murmura Miurse sentándose pegado a la pared porque los bancos faltaban para la cantidad de personas en el interior del castillo. – Cuanto tiempo ha pasado, has crecido y sigues siendo tan amigable como te recuerdo.

Pluto sintió una repentina curiosidad por el lobo, quien al parecer estaba rodeado de misterios y viajes, ya que prácticamente conocía a todo el universo. Rojo no despegaba su mirada de esa joven con intenciones de llevarse a Pluto a recorrer los pasillos.

--Soy hermana de la reina. – los dos abrieron la boca para decir algo siendo callados por su sonrisa que iluminaba el sitio cargado de una tristeza abatible para los perjudicados. – Androca, princesa del Rayo Amarillo.

Hizo una pequeña demostración de su poder apuntando hacia lo alto del infinito techo soltando destellos amarillos para convertirse en rayos furiosos sin causarles daños. Ella misma acaba con el espectáculo mientras a Rojo le llama la atención su colgante tan particular.

--¿Qué es lo que cuelga de tu cuello, Androca? – quiere saber, pero su mirada de arcoíris se desvía a Miurse, protector y compañero en su misión por derrotar al rey Criptón.

--Es un colgante para protegerme. Los brujos crearon uno para nosotras, es un pago por utilizar la fertilidad de las tierras, así como el castillo, son fuentes de energías que puedes utilizar en cualquier momento.

Miurse frunce sus labios, poniéndose de pie los invita a otro lado para conversar de la prohibición de Electra.

--Vengan, vamos a la sala del trono.

Entonces comprendió que algo demasiado peligroso significaba ese diminuto reloj, aunque a simple vista no era arena sino un polvo luminoso gris cayendo en un pequeño orificio de hueso.

RojoWhere stories live. Discover now