Capítulo n°39: "Reloj de cenizas".

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Sus palabras herían a Marte ante el desprecio por sus hijas.

--No tienes derecho a opinar. Eres un traidor y esa marca nadie te la podrá sacar así te arrodilles frente a tu hermano. – los nervios traicionaban a la reina. – ¿A qué has venido? Nadie te quiere aquí, sabrás que eres buscado por la Junta Lunar.

--Tengo conocimiento de cada movimiento de este reino, pero mi madre no la encuentro. He venido por ella no tenía planeado venir a verte.

Mejías mantenía la distancia, sin embargo, deseaba abrazarla. Sus emociones salían a flote, mostrarse débil frente a su oponente no era lo planeado.

--Luna se escapó luego de descubrir sus intenciones. Neptuno no ha podido dar con su paradero. – hizo una pausa tratando de controlarse para no vacilar en su discurso. – Ya puedes marcharte.

--¿Cómo se llaman las niñas? – preguntó.

--Un traidor como tú no tiene derecho a conocer el nombre de mis hijas.

Rojo se había quedado dormida al sentir el olor de su madre, pero se removía cada vez que se alteraba. Y ella la mecía para que volviera a su estado de descanso.

--Yo debería odiarte, Marte. Supiste de mis sentimientos por ti hace mucho tiempo, sin embargo, igual decidiste casarte con mi hermano, hubiéramos sido muy felices si tu elección era yo.

--Tenía más que claro a quien amaba, Mejías. – susurro con miedo de que él la atacara. – Tu confundiste mi amabilidad con amor, no te culpo suele pasar, pero en represalia de no ser elegido fuiste y lo traicionaste como venganza.

--Y debes tener miedo Marte porque esto recién comienza. – balbuceo casi entre llanto anhelando lo que nunca podrá ser suyo. – Disfruta tus últimos días y si puedes huye lejos porque tomare el trono que me pertenece por derecho.

--No cabe duda tu ceguera por la ambición y poder, te tiene perdido en un mar de abismo, ya no puede salir de ahí.

--Tampoco quiero. – intento acercarse, pero vio sus manos cubierta de fuego. El ser que más amaba le tenía miedo doliéndole hasta el alma por su actitud. – Encuentra la piedra rosa y tus hijas no saldrán herida, ya no puedo retener a los enemigos de mi hermano.

Antes de desaparecer le dio una última mirada a quien fuera el principal motivo de su venganza contra su hermano. Se esfumo como una columna de arena al saltar por la ventana.

Marte se desplomo en el piso con su hija entre sus brazos. Reprimía las profundas ganas de llorar, aunque el llanto de su segunda hija no se lo permitió.

De prisa fue a verla encontrándose con dos collares junto a su cabeza. Dos relojes de cenizas relucían ante la escasas luz de los faroles. El príncipe Mejías Primero siempre solía tener ese tipo de gesto cuando su amistad era transparente, aunque esos colgantes le parecían raros los escondió para que su esposo no lo viera ni reconociera el arte de su hermano.

El reloj de ceniza marcaba el lento avanzar de las horas. Sentirse culpable por las acciones de los demás no ayudaba, pero podría remediar el daño entregando el tesoro más preciado del rey a su enemigo.

¿Podría evitar la guerra y salvar la vida de sus hijas? El tiempo es su enemigo, Marte debe ser discreta para planear arrebatarle los anillos a su amado esposo.

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Presente.

Critonita y sus seguidores se esfumaron en cuanto tuvieron en su poder la esfera. Festejaban como si una batalla enorme hubiese ganado, pero no conocen el trasfondo de esa victoria mínima, aunque llena de odio.

RojoWhere stories live. Discover now