Monólogo para actrices y actores: La decisión de Alicia

6 0 0
                                    

Alicia estaba cansada. Ya no quería recorrer las mismas aventuras, aunque sus lectores se lo lleven pidiendo desde hace más de cien años.

—¡Hasta aquí hemos llegado! —dijo con los brazos en jarra—. ¿Qué hay de mí? ¡No quiero hacer siempre lo mismo!

Enfurruñada, visitó a su autor y le exigió tomarse un descanso. Al menos, por un día. Pero ¡qué le iba a decir él! Aquella situación le vino grande al pobre hombre, y Alicia se marchó de allí aún más enfadada de lo que estaba.

—Si nadie me ayuda... pues lo haré yo misma —exclamó con el puño elevado hacia el cielo.

Quería sentirse fuera del espejo y lo deseó con tanta fuerza que... lo consiguió.

El día en el que Alicia no cerró los ojos, nadie siguió los pasos del Conejo Blanco. La hora del té pasó lenta, cuerda y en silencio. El Gato no encontró a quien sonreírle, y la oruga fumó sola, expulsando hipnóticas bocanadas de humo que nadie pudo apreciar.

Y es que el País de las Maravillas no podía existir sin Alicia. Los colores, la fantasía, todo perdía su esencia y se transformaba en palabras vacías sobre una página en blanco.

Mientras, Alicia saboreó la libertad, la ilusión, y un sentimiento afloró en su corazón de tinta y papel: volver al País de las Maravillas. Cerrar los párpados y correr tras su amigo el Conejo Blanco.

Porque Alicia ama a sus lectores, y ahora es consciente del propósito para el que fue creada por su autor.

Sí.

Alicia quiere ser leída, disfrutada por millones de niños y adultos. Solo tenía que decidirlo por ella misma.

Monólogo: La decisión de AliciaWhere stories live. Discover now