006 | ENZO FERNÁNDEZ.

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Y tampoco podía seguir viviendo así. Había tomado un decisión y tenía que llevarla a cabo lo antes posible.

el jeremiaas💘

q borras 🤌

mandé sin querer
feliz cumple gil, pasala lindo hoyy 🫶

si dale
sin querer las dos bolas

andá
si no m queres creer problema tuyo

q te pasa ahora a vos

linda la sorpresa de valen
después no me vengas llorando q pelearon de vuelta
Visto, 00:43am.

Y esa era otra de las razones quizás. Odiaba con mi vida que solo me buscara cuando tenía problemas con su mujer y quería desahogarse.

el jeremiaas💘

dejá los celos wachina
en una hora estoy en tu casa

no vengas mejor
voy a dormir
estoy re cansada del viaje y no te quiero ni ver

vos sabes q está todo mal con esta
una torta y una cena con amigos no arreglan nada
voy a ir asi no me abras la puerta sabelo

no sé enzo
fijate q hacés
buenas noches
Visto, 00:52am.

°°°

Me removí entre mis sabanas, sobresaltada al escuchar un ruido proveniente de la planta baja, confundida ante el extraño sonido que parecía ser de la cocina. Podía ser Manu, mi gatita, más era extraño que estuviera despierta en el horario nocturno donde aprovechaba de dormir mientras yo lo hacía. Aún así, no podía arriesgarme a que estuviera haciendo un desastre en busca de comida, por lo que salí de mi pieza, intentando acomodar mis cabellos desordenados en lo que bajaba de las escaleras.

—Manu, ¿dónde estás? —La llamé mientras me dirigía a la cocina.

Pero claramente no era Manu y lo confirmé apenas me crucé con cierto morocho observando atentamente cada espacio de mi heladera. Él pagaba el alquiler, él tenía llaves. Todo muy justo al parecer.

—No tenés un choto, boluda. —Se quejó, frunciendo el ceño antes de girar a mirarme.

Pero a mirarme de esa manera. Y como si fuera poco, solo tenía una bata sin cerrar que me dejaba a la vista el espacio entre mis tetas y una tanga negra a la vista, como solía dormir siempre. En bolas.

—¿Qué hacés acá, Enzo? —Suspiré, mirándolo cansada de esas actitudes repentinas que tenía. Pero no, no dejaba de mirarme. —Te pedí que no vinieras. —Me crucé de brazos, queriendo taparme un poco con la tela.

—No, no. —Cerró la heladera, acercándose de esa manera imponente que solía tener. —Dejá así. —Murmuró ante la cercanía, obligándome a bajar mis brazos y volver a la misma exposición que antes.

Realmente era imposible no ser la persona más débil ante él.

—Te estoy hablando en serio, Enzo. —Musité, intentando no distraerme del tema de conversación principal con sus ojos puestos en mi cuerpo.

—Y yo también. —Subió sus ojos hasta los míos, haciéndome tragar en seco al darme cuenta lo cerca que estábamos. —No entiendo por qué estás tan molesta igual. —Negó, llevando su diestra hasta el borde de mi cintura.

ONE SHOTS. | SCALONETA.Where stories live. Discover now