2. Supresores

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Después de la pequeña prueba del aroma de Checo el año anterior, Max no pudo dejar de pensar en ello durante todo el descanso entre temporadas. Se preguntaba en repetidas ocasiones si alguna vez tendría la fortuna de volver a experimentar algo como aquello y resentía el que Sergio ya estuviera marcado. Su desprecio a la marca que adornaba el cuello de su compañero, que, además, este no se preocupaba en ocultarla lo más mínimo, hizo que su curiosidad acerca de la pareja de Sergio se duplicara con el tiempo. Ese impulso de querer contactar a Pérez y preguntar directamente acerca del tema estuvo muy cerca de sobrepasarlo varias veces. Aunque quería sucumbir ante ello, seguía pensando que entrometerse en su vida privada estaba fuera de sus límites, más que nada por respeto a su privacidad y que no eran amigos, así que no hizo el mínimo intento de contactarlo en todo el descanso.

Además, seguramente estaba pasando el tiempo con el dueño de la marca en su cuello.

Generalmente cuando no eres consciente de la existencia de algo por la distancia es fácil ignorarlo, pero en cuanto regresaron a probar el auto para la temporada y presentar el nuevo RB18, Max no desperdició la oportunidad de tratarle con toda la amabilidad que fue capaz de externar desde el momento en que volvieron a reunirse.

El primer día que llegó a las oficinas de RedBull ese año, el mismo día del lanzamiento del RB18, en cuanto entró a donde le habían indicado para dar el anuncio, notó la leve presencia de la esencia de Pérez, que ya se encontraba en el lugar. Siguió le aroma como si de un sabueso se tratar y se encontró a Sergio recargado en una de las paredes del recinto y entretenido en su celular. Inhaló profundamente y sintió la calidez recorrer su cuerpo en cuanto el aroma inundó sus fosas nasales por completo. Podría jurar que el aroma de Sergio era el doble de intenso que la última vez que lo vio, pero ¿por qué?

Se decidió a ser buen compañero y acercarse a saludarlo, quería empezar con buen pie esta temporada y a lo mejor darse el lujo de formar una amistad con él. Una vez que se encontró a unos metros de Pérez, antes de que Max pudiera decir palabra alguna, Sergio levantó su mirada de su celular y se clavó en él.

—Buenos días, Max. —le saludó con una sonrisa en el rostro y se separó de la pared para acortar los pocos metros que quedaban entre ello y ofrecerle la mano. Verstappen aceptó el apretón de manos y regresó el saludo.

—Buenos días, Checo.

A esa distancia, era más que evidente que el aroma de Sergio se esparcía descaradamente por el lugar y hasta donde podía ver, Checo no era consciente de ello. ¿Acaso había dejado de usar supresores durante el descanso? No quería sonar entrometido, pero tenía curiosidad sobre el cambio.

—Perdona que te pregunte, puedes no responder si quieres, pero... ¿Dejaste de usar tus supresores?

Sergio parpadeó varias veces por lo repentino de la pregunta, pero tras su sorpresa inicial, se dio paso a un ligero ceño fruncido.

—Los dejo de usar en los descansos entre las temporadas. El médico me dijo que tengo que dejar a mis glándulas descansar de las limitaciones de los supresores una vez al año y aprovecho el descanso. —Su ceño se pronunció más antes de que añadiera: ­—Pero llevo una semana tomándolos para regresar a RedBull. ¿Por qué preguntas? ¿Acaso huelo?

Verstappen se inclinó un poco hacia Pérez acercando su nariz al cuello de este sin llegar a tocarlo y olfateó sonoramente para hacer su acción evidente, pero aun con la respetable distancia entre ambos, Max pudo notar como el contrario se tensaba ante la cercanía.

Lo que daría por tener las fuerzas de cortar esa distancia y enterrar su nariz en el cuello de ese omega mientras los sostenía en brazos, pero en lugar de eso, volvió a marcar su distancia. Regresando su mirada a Sergio que lo observaba con la pregunta aun en su mirada, notablemente preocupado.

No Te Pertenece (Chestappen)Where stories live. Discover now