Al llegar al hotel, Zara es consciente de cómo los empleados están serios y tristes.
Todos saben sobre el accidente de Yassir, incluso ha salido en los medios de comunicación.
Zara se extraña un poco de la noticia, después entiende que su marido es un hombre conocido y es normal que haya salido en los medios.
Ella habla con sus compañeros presenciando como se preocupan por su jefe, en cierto modo, Yassir es querido por sus empleados por su manera de ayudarles incluso, Zara se entera de la gentileza de Yassir al ayudar a la gente que menos recursos tiene.
Eso hace que se emocione y ame más aún a su marido por su gran corazón.

Sube hacia su puesto y empieza a trabajar. Agradece de no estar Álvaro así podrá trabajar algo más tranquila o eso pensaba hasta que aparece su madre.
Leonor se para enfrente de ella, se quita sus lentes para mostrarle una mirada oscura de una enemiga.

— ¿Qué pretendes con ir hasta el hospital hacer el papel de mujer desolada? — Zara aprieta su mandíbula recordando las palabras de su marido.
« Debes ser más fuerte y demostrarle que no vas a permitirle que te humille cada vez que se le antoja »

— Lo que yo haga o deje de hacer, es mi problema no el tuyo. Además conozco a Yassir y me preocupo por él. ¿Acaso tiene algo de malo? ¿O, te das más coraje que fuera tu ex marido quien estuviera más pendiente de mí que de tí?
Anda, admítelo, te da rabia que tú familia me preste atención, que nos llevemos tan bien estoy segura que te corrompe la envidia.
Pero sabes algo, yo no soy tú. Y tampoco quiero serlo. — Alza su barbilla desafiándola.

— Ya quisieras tú ser como yo. — Responde logrando irritarla.

— Mejor no, no me gustaría tener el corazón lleno de rencor y volcar mi ira en una persona inocente, tampoco quiero aparentar lo que no soy, debe ser agotador estar todo el rato fingiendo.  — Habla con sorna.

— ¡Qué sabrás tú! — Leonor comienza a enojarse.

— Sé toda la verdad de lo que te sucedió y quien es mi padre, a decir verdad lamento lo que te ocurrió, jamás has hablado conmigo sobre eso, tuvo que ser duro y difícil para ti. Aún así, te agradezco que hoy esté enfrente tuya para agradecerte el haber permitido quedarme a tu lado.

— ¿Quién te lo ha contado? — Leonor clava sus uñas en la palma de su mano aguantando la presión en su pecho.

— Eso no importa. Lo más importante es que intentes de cambiar tu actitud conmigo, piensa que soy inocente, no te he hecho nada malo para que me traes así. Soy tú hija, y aunque quieras evitarme nadie y nada va hacer que se borre esa huella que dejamos envueltos en recuerdos ya sean buenos y no tan buenos.
No me merezco tu desplante, pero tampoco te voy a rogar tú cariño.

— No te voy a pedir perdón porque sé que no me lo darás, aún así, seguiré igual, soy así y no voy a cambiar porque tengo en mi cuerpo cicatrices que me recuerdan cada día de mi vida como me las hicieron y porque están marcadas en mi piel.
Llámame como quieras, pero no  pienso abandonar mi vida. — En cierto modo Leonor se siente superior, sigue terca sin admitir lo que le dicen.

— Una vida que tienes a costa del sufrimiento de la madre de Yassir. Tú no tienes corazón, en su lugar tienes una piedra.

Leonor se echa a reír y se va, no si antes avisarle de mantenerse lejos de Yassir porque pronto se va casar con Gresa, sino qué mire en las noticieros de la prensa.

Zara mueve su cabeza indignada, no entiende porqué su madre se empeña en querer casar a Yassir con Gresa.
Toma asiento, abre el navegador y efectivamente, no hay programa o red social que no esté hablando sobre el accidente de Yassir y sobre su compromiso con Gresa.
Irritada, cierra la tapa del ordenador sobresaltada al hablarle Álvaro.

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