01

21.7K 553 43
                                    


Miércoles 22 de marzo, 7:24 am.

La mañana comenzaba fresca y agradable para los Jeon. Mientras el mayor de la casa, el padre del pequeño Taehyung preparaba el desayuno y los almuerzos de ambos este se cambiaba en su habitación después de su baño.

Su natural y bello maquillaje ya estaba terminado, olía a dulce vainilla, un olor que su padre amaba y siempre halagaba de su persona, su cabello también, en orden y tan suavecito. Todo listo.

Llevaba puesto únicamente ropa interior arriba, su camisa escolar corta y zapatitos elegantes, faltaba la falda, que mierda, era tan pero tan corta.

Fue a su armario y la tomó y fue de nuevo a su cuarto a ponersela y como le era costumbre, sin pantie. Terminando rápidamente de arreglarse la ropa, escucho un grito por parte del dueño de todas sus fantasías sexuales más prohibidas.

Su papi, quien lo apuraba para ir al colegio.

Tomó su mochila y bajo corriendo a la cocina para desayunar.

— ¡V-Voy papi!

— Buenos días pequeño— dijo el de espaldas volteándose al instante.

El mayor como siempre portaba un elegante traje que resaltaba su atractivo. Sus fuertes pectorales marcados se transparentaban en la tela de su camisa blanca.

Tan jodidamente sexy. Esas piernas grandes y gruesas, tan musculosas. Su bulto gordo marcado en el pantalón apretado de los muslos. ¿Como se atrevía a verse especialmente guapo hoy cuando el no llevaba nada debajo?

Comenzó a sentir como su coñito palpitaba y a verlo embobado mientras le hacía un omelette de queso y cortaba fresas.

El mayor por su lado concentrado en cocinar, no dejaba de pensar en su húmedo sueño con su bebito la noche anterior quien desde hace un tiempo había despertado algo insaciable en el. Haber soñado con comerse su coñito fue fantástico, levantarse con una terrible erección y tener que bajarla con agua fría no lo fue.

Había tenido la mejor de las fantasías en su sueño. Agradecía al cielo que no fueran parientes exactamente de sangre, pero mierda aún así el era su padre. ¿Era eso una rareza? Amaba a su niño, tanto que deseaba tomarlo.

Tomarse sus libertades con el y hacerle lo que le plazca. Acostumbrarlo a su verga y hacerlo tragársela por todos sus pequeños agujeros, comerse esas tetas y lamer su coño virgen. Que honor.

— Ten amor — dejó su plato en la barra donde estaba sentado.

— G-Gracias papi — dijo dulcemente.

Tae revisó la hora en su teléfono, y todavía no era muy tarde. Su entrada era a las 8 de la mañana y eran las 7:05. El cursaba el último año de preparatoria y estaba feliz de pronto terminarla. Pasó sus manos a sus piernas y discretamente al verlo voltearse recorrió la falda al ras, dejando ver sus bonitos muslitos a propósito.

— ¿Esta rico? — el mayor pregunto de espaldas.

— Si, está delicioso — sonrió.

Se volteó hacia el para seguir arreglando algunas cosas, acomodó dos floreros y luego volvió a posar su mirada en su cuerpo. Podía ver sus piernas descubiertas casi por completo, suaves y delicadas, trago duro y luego lo miró más arriba.

El mayor al ver el gran escote en su camisa transparentosa lo regaño, se veía exquisito, podía notar su sostén blanco y sus pechos gorditos querer revelarse más y más.

— Abróchate la camisa — dijo devorándolo con la mirada

El mientras comía lo miró. "Se dio cuenta". Claro que lo había dicho por eso, quería que lo mirara. Y el notaba que lo hacía por gusto, sabía que le gustaba mostrar su cuerpo.

No panties onDonde viven las historias. Descúbrelo ahora