Wendy Koroleva era una princesa de un pueblo, por alguna razón inexplicable y misteriosa usa una máscara de ciervo de color blanco con algunas flores en estado marchito, siempre estuvo encerrada, no por estar siendo obligada por sus padres, ella que...
Wendy Koroleva era una princesa de un pequeño pueblo, no era como los demás niños, su mentalidad era más avanzada que la de cualquier niño del pueblo, jamás salía de casa, creía que era muy aburrida por tener una mente avanzada, así que se la pasaba dibujando.
Aquella niña alegrey sociable de antes se había convertido en un ser misterioso y lleno de seriedad, hasta que cuando abrió la ventana de su torre en la que vivía, escucho a unas personas hablar.
-Hay una leyenda nueva, dice que hay una criatura en el bosque!-habló una mujer con una joven.
-¿Una criatura dices?-preguntó la joven algo despreocupada.
-Sí, la leyenda cuenta que un hombre fue traicionado por su amada, para vengarse, la mata y se come su corazón; sin embargo, en vez de saborear el calor de su venganza, el corazón se le congeló y lo convirtió en una bestia que comía corazones-contó la mujer.
-Wow...pero solo es una leyenda! no es como si esa cosa fuera real, ¿cómo se llama?-
-Wendigo-respondió la mujer para luego marcharse hablando de otra cosa con la joven.
-...Wendigo...-susurro la niña de ocho años mirando hacia el cielo imagínandose de como sería el Wendigo.
La pequeña Wendy que había escuchado todo salió de su cuarto para así bucar a esa criatura en el bosque, había ido preparada con una linterna y un mapa para no perderse, y si necesitaba marcar lugares que ya había pasado usaba una pegatina roja para no perderse, también llevo una cuerda y emprendió su viaje.
Aún que cada paso que daba no encontraba nada, a la hora de volver al pueblo salía con una expresión de decepción pero aún así no perdía las esperanzas, su obsesión aumentaba cada vez más cuando escuchaba lo que decían los ciudadanos sobre aquella criatura que tanto ah buscado pero no la ah encontrado.
Una noche, todo cambió para ella, ya que había ido de noche y vio a la criatura paseando por el bosque.
Wendy se acercó a él, cuando el Wendigo notó su presencia, al principio quiso atacarla, pero algo lo detuvo, algo le decía que si hacía eso iba a salir todo mal, por la forma en la que se había vestido la niña lo alertaba bastante, trato de escapar, pero ella lo seguía a cada paso que daba.
La oscuridad era su único refugió en ese momento, creyendo que perdió a la niña se dio la vuelta, encontrándose con ella de nuevo, volvió a correr, siendo acorralado por ella, aún que desapareció, todo esto en el prólogo y ya lo querían secuestrar.
La oscuridad llenaba el corazón de la niña que buscaba con paciencia a la criatura que tanto a querido encontrar.
Mientras que el Wendigo tratataba de sobrevivir ante la pequeña pero peligrosa princesa, había encontrado un lugar para esconderse, un lugar para su tamaño que solo había oscuridad completa sin nada más que un gran agujero para entrar, aún que unas luces le llamaron la atención, eran unas luces amarillas que se veían inofencibas, cuando siguió aquel camino de luces, vio unas sillas que habían peluches y un peluche que hac+ia de sacerdote, cuando apenas se acerco al peluche sacerdote, algo le decía que había algo raro en ese pequeño lugar.
Cuando volteo, ya era demasiado tarde para esconderse, estaba la pequeña niña con aquella ropa tan peculiar y que solo se veia en velorios.
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(Es un ejemplo no más)
Las flores marchitas y el color negro de aquel vestido daba una sensación de pánico y confución mezclado con miedo y desconfianza, la máscara de ciervo hizo que recorriera un escalofrío por el cuerpo del Wendigo.
Estaba condenado a que la pequeña terminará su juego, con solo ocho años y ya sabía las cosas que se tenían que haber en una boda real y no como la que había creado sin el concentimiento del Wendigo.
-...>w<-no habló la pequeña en ningún momento para una explicación al Wendigo.
