-...No es que tú te vayas a casar con ella.
¿Y por qué no?, se preguntó repentinamente WeiYing.
Aunque en el pasado una adivina dijo que Wei Wuxian había nacido sin el hilo rojo, no significaba que no tuviera corazón, de hecho, era todo lo contrar...
YanLi se sentía un tanto rara, extrañaba las mañanas cocinando con WeiYing preparando el desayuno, las horas que pasaban juntos platicando, cuando la arrastraba a alguna travesura o cuando le obsequiaba alguna delicia dulce que hubiera preparado, eso la hacía sentir tan feliz ...y amada. Sus suspiros no dejaban de surgir a lo largo del día, todos habían notado su mirada anhelante cuando pasaba por el embarcadero, y su melancolía cuando paseaba por los jardines. Sus sirvientas trataban de animarla con cualquier cantidad de ideas, pero eso sólo la sacaba de sus pensamientos por un rato. Yun se atrevió un día a preguntarle si extrañaba al joven maestro WuXian y YanLi respondió inconscientemente que sí.
—¡Jiejie!. —gritó Jiang Cheng mientras agitaba la mano acercándose a ella. —Traje semillas y lotos del lago verde, están frescos, preparemos sopa.
YanLi sonrió y lo miro con tristeza en sus ojos asintiendo mientras lo tomaba de la mano y se dirigían hacia la cocina.
—...Sí, yo también lo extraño —dijo Jiang Cheng mientras caminaban. YanLi no había dicho una sola palabra al respecto ¿era tan obvia?.
—Comamos la sopa en honor a WeiYing, a él no le gustaría vernos tristes —le respondió revolviendo su cabello como si fuera un niño y echándose a correr, porque bien sabía que su hermano no soportaba estar despeinado. Había sido una travesura muy a la A-Xian y eso la había hecho sentirse un poco feliz.
Jiang Cheng había estado observando a su hermana por varios días y estaba empezando a pensar que la forma en que YianLi extrañaba a WeiYing no era normal; no era la primera vez que él se iba de viaje sólo y ella nunca se había puesto así; y eso, aunado al hecho de que últimamente estaban juntos mucho tiempo era sospechoso, ¿sería que algo estaba pasando entre ellos?. WeiYing también había cambiado un poco, sobre todo sus hábitos perezosos. «¡No, no, no, que ni se les ocurra!, le romperé las piernas a ese inútil si se atreve. ¡De mi hermana no!» —pensó sacudiendo su cabeza.
—Jiejie —dijo, mientras ayudaba a YianLi a pelar las semillas para la sopa—, mañana iré a Lanling a encontrarme con ZiXuan, me ha pedido que vaya para ayudarle con unos asuntos, te encargo a los discípulos, que no flojeen y practiquen más el arco porque no han mejorado mucho desde que se fue WeiYing y nos dejó su clase, no quiero que cuando vuelva ese inútil diga que somos unos ineptos. Y por favor no me extrañes mucho ¿qué va a ser de ti extrañando a tus hermanos tan profundamente?, te saldrán arrugas y nadie te va a querer. Por este último comentario Jiang Cheng recibió una lluvia de cáscaras de semilla y un golpe en la frente.
—¡Tonto! —dijo YianLi mientras se reía alegremente. El comentario de Jiang Cheng había logrado su objetivo.
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—¡Jiang Cheng!, al fin llegas —gritó Jin ZiXuan mientras bajaba las escaleras corriendo—, ven, acompáñame —dijo tomándolo de la muñeca y casi arrastrándolo lejos de ahí. —Lleven sus cosas al ala este, se quedará en la habitación junto a la mía. Y no lo mencionen a nadie —indicó a los chicos que corrían tras él tratando de seguirle el paso mientras se alejaba jalando a Jiang Cheng.
