VIII

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Tadashi estaba incómodo, hace un rato se había dado cuenta que Tsukishima lo observaba, pero no podía moverse de ahí, no quería.

Era como si intentará incluso verse más lindo para atraer a ese alfa.

El que paró con ese juego fue Tsukishima, aquel ambiente se deshizo y volvieron a su rutina normal.

— ¿Te gusta el espagueti?— preguntó el rubio cuando ya estaba sirviendo los platos, era como una pregunta que no necesitaba respuesta.

— Sí, gracias.

Cuando se sentaron en la mesa el ambiente no cambiaba mucho, por un rato comieron en silencio, pero Yamaguchi, siendo periodista, no podía quedarse callado tanto tiempo. 

De pronto, las cosas cambiaron, terminaron de comer y pasaron a la sala, las preguntas fluían y las respuestas del alfa daban paso a otras respuestas por parte de omega, una conversación normal, era algo extraño de hecho.  Poco a poco, una risa era intercambiada, luego un secreto era brevemente revelado, todo como si se conocieran desde siempre.

— Pff, ¿Cómo es posible que se te haya muerto un pez en solo 3 horas?— Tsukishima no paraba de reír.

— Ya basta de burlarte de eso Kei, llevas haciéndolo por media hora— en realidad le gustaba que se burlara, así podía escuchar su risa, aquella risa perfecta.

Sus miradas chocaron y, otra vez, sintieron la conexión del hilo rojo, aquella atracción que los hacía perder la cordura completamente, cumplió su función de acercarlos, la distancia entre uno y otro era mínima, sus feromonas desbordándose y sus instintos despertándose.

—¡NO! — Tsukishima reaccionó a medias, empujando un poco al pecoso — Te invité a comer para disculparme por comportarme de esa manera Tadashi, no quiero que hagamos cosas sin sentirlas.

El omega no estaba del todo dopado, una parte de él seguía consciente y estaba completamente seguro de que quería volver a probar el cuerpo de ese alfa, no salía de su cabeza desde aquella vez, a pesar de que lo trató de esa manera, lo quería para sí mismo.

— Pues yo siento que deberíamos hacer esto... ¿Tú no? — aquel tono de voz seductor, combinado con el remolino de feromonas desparramadas por doquier, fueron un factor para hacer caer a Tsukishima.

O eso era lo que él quería creer, pues en el fondo, desde aquel día, no había noche que no pensara en el cuerpo y los gemidos de Tadashi, talvez por eso quería hacer las cosas bien, talvez por eso había tratado tan bien a ese pecoso desde que puso un pie en su hogar.

—¡A la mierda con todo!

El rubio tomó a Yamaguchi de su camisa, tan cerca, sus labios se veían preciosos, no los recordaba tan lindos, tampoco recordaba que el rostro del pecoso era tan lindo.

Lo acarició un poco, Tadashi se estremeció un poco por por aquel roce, era diferente a esa vez, los mimos que le daba eran acompañados de un poco de feromonas, algo sencillo, pero con mucho significado, eso solo hacían las parejas recién casadas.

Ambos se miraron un momento, era distinto y lo sabían, estaban conscientes de que esta vez lo harían todo sin ser influenciados por el celo de uno de los dos.

—Tsuki... No iré a ninguna parte, deja de acariciar mi cara y continuemos.

Aquellos susurros alteraron un poco al rubio, pero él sí tenía miedo, ya se había equivocado una vez, tratándolo mal, no quería hacer mal las cosas de nuevo.

Se acercó más, empujando al omega para que cayera de espaldas en el sofá, esta vez con sus labios unidos, Tadashi había apresurado un poco la situación abrazando del cuello a ese alfa.

Sus besos eran cada vez más intensos, sus manos juntas, se apretaban entre ellas, no querían separarse.

La sensación que sentía Yamaguchi era de placer puro, hace tanto tiempo ansiaba estar en esa posición, junto a ese rubio, ahora podría recordar sus labios con claridad, no serían un recuerdo perdido en su mente, esta vez todo estaba siendo guardado en un archivo mental que jamás borraría.

La camisa del omega, era desabotonada poco a poco, mostrando su pecho, Tsukishima hizo caso a sus deseos y se acercó a sus pezones, eran pequeños y bonitos, los tocó un poco, haciendo que Yamaguchi se estremeciera.

— Estos son muy pequeños... ¿Cómo planeas alimentar a nuestros cachorros con esto? — Yamaguchi al escuchar eso casi rompe a carcajadas, pero eso arruinaría el ambiente, él quería continuar.

— Pues tú pruébalos primero ¿no?

Kei sonrió y se agachó un poco, su lengua parecía experta en eso, comenzó a lamerlos de a poco, el pecoso gemía levemente y eso lo inspiraba, prosiguió a morder y dejar marcas, todo para poder escuchar sus gemidos.

Luego de dejarlos completamente duros y rojos, bajó con besos hasta su entrepierna, su pantalón aún no había sido quitado, pero se podía observar con claridad su erección y no era el único, Tsukishima estaba igual o peor.

Desabotonó también eso, dándose un pase a ese paraíso que ya había probado una vez, pero no sé cansaría de hacerlo miles de veces más.

Kei se quitó también toda su ropa, ahora ambos estaban desnudos, era excitante. El rubio acomodó su miembro y lo frotó un poco juntándolo con el del omega.

— Ahh~ Tsukishima... Yo.... Mngh~

Era la primera vez que Tadashi sentía algo así, los tipos con los que había estado no hacían ese tipo de juego previo, solo entraban y salían como animales, era extraño.

—Oye,— el alfa tomó la mano de Yamaguchi y la apretó entrecruzando sus dedos — no tapes tu rostro, es lindo, quiero verlo más...

Tadashi soltó una pequeña carcajada, escuchar eso de un hombre tan frío y sereno era demasiado tierno.

— Estoy muy mojado por ti... Tsuki~ métela ahora~

El rubio esta vez estaba siendo algo cauteloso, sabía que en aquella oportunidad lo hizo de una manera brusca, ahora quería hacerlo para que nunca lo olvidaran.

Se acomodó, con una mano juntó las piernas de Tadashi, alzándolas, vio como su entrada estaba realmente mojada, eso le gustaba.

Con su otra mano, comenzó a jugar un poco, metiendo unos cuantos dedos en el agujero del omega, cada vez que lo hacía, Tadashi jadeaba de placer.

Tsukishima sacó sus dedos y posicionó algo más grande en el trasero de su omega.

— Avísame si hago algo mal... ¿Sí?

Sin esperar más, metió su miembro, no tan rápido como la vez pasada, mantenía su cordura y admiraba mejor el precioso paisaje que le regalaba Tadashi con sus expresiones.

El pecoso, por su parte, mordía su labio con fuerza, las lágrimas querían ser retenidas, pero simplemente salían sin piedad. Cuando lo hicieron antes no recordaba que sea tan grande, ahora lo notaba en serio y era entre placentero y realmente doloroso.

— D-duele...

Una simple palabra, hizo que el alfa parara en seco, se alertó un poco y abrazó a Tadashi, dejando salir feromonas tranquilas, ambos se calmaron.

—Vamos al cuarto Yamaguchi — dicho esto cargó al omega en sus brazos, haciendo que él abrazara su cuello con fuerza. Abandonaron la sala y comenzaron su travesía nuevamente, pero ahora en un lugar lleno de las feromonas de Tsukishima.

Ese ambiente hacía a Tadashi el omega más reconfortado del mundo, estar en el cuarto de tu alfa destinado, era como el mismísimo paraíso.

Kei no esperó mucho está vez, a penas se acomodaron en la cama, comenzó a besarlo.

Las feromonas eran un deleite para Yamaguchi, dejó de sentir aquella presión sobre sus hombros, estaba en un éxtasis perfecto.

Y ambos querían quedarse así, por un buen rato más.

Imposible [TSUKIYAMA] [OMEGAVERSE]Where stories live. Discover now