🪷 | 𝐶𝑎𝑝𝑖́𝑡𝑢𝑙𝑜 10

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Akiko se quedó callada y suspiró para luego alejarse de ella. No quería molestarla más, entendía perfectamente su comportamiento agresivo.

(T/n) se acostó en su cama haciéndose bolita, soltó sollozos dejando caer lágrimas en sus rojas mejillas. No entendía cómo existían personas tan crueles. El avaro mercader que la vendió, los soldados fríos, la administradora del harén que es igual que una bruja, y de último conoció a ese chico que pensó que sería de buen corazón por cómo la trató tan amable y dulce...

Le quedó claro que ya no podía confiar en nadie en ese palacio.

Entre sus lágrimas y su pesadumbre acabó profundamente dormida. Sin embargo, un sueño se proyectó en su mente, más que un sueño, era un recuerdo lejano sobre su niñez. Un recuerdo tan especial que lo recordaba como si fuese ayer.

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El gélido viento soplaba con fuerza sobre el pueblito de Miyajima. El Invierno había llegado y con él una temporada difícil para los adultos, pero divertida para los niños. (T/n) ama el Invierno, es su época favorita del año. Le encanta el frío, tomar té caliente y arroparse con su mamá bajo frazadas tibias para mantenerse calentita como conejo en madriguera. También ama el manto blanco que adorna la naturaleza.

Una mañana salió una pequeña (T/n) de seis años corriendo hacia la casa de sus amigos, Tanjiro y Nezuko.

-¡(T/n)! ¡No desayunaste! ¡Y al menos abrígate bien, Santo Cielo! -gritó su mamá viendo a su hijita correr rápido a la otra casa.

-¡Sí, mamá!

Subió un par de escaleras y llegó a la residencia Kamado. Una casita parecida a la suya. Tocó la puerta varias veces, ya empezaba a congelarse y eso que acababa de salir. La señora Kie Kamado fue quien abrió, una mujer muy amable.

-¡Oh, (T/n), estás aquí! Buenos días. Vamos pasa, rápido. Te vas a congelar y a tus padres no les va a gustar eso. -dijo preocupada y poniéndose a un lado de la puerta para dejar que la niña pasara.

-¡Buenos días, señora Kie! En realidad, vine por Tanjiro y Nezuko... -susurró tímida.

-Bien, pero Nezuko pescó un resfriado, está durmiendo en su cama. -dijo tranquila. -Ella está bien no te preocupes, ya le di medicinas, en una semana estará mejor. Llamaré a Tanjiro, espera aquí. -la mujer entró a la casa y llamó a su hijo que no tardó en llegar corriendo.

-¡¡(T/n)!!

-¡¡Tanjiro!!

El pequeño Tanjiro se abalanzó sobre la niña y la abrazó fuerte. Son amigos desde muy pequeños, y con más razón ya que sus familias tienen amistad, eso y más los une.

-¡No tardaré, mamá! -exclamó el niño alejándose de su casa y su mamá asintió antes de cerrar la puerta.

Los niños corrieron por el pueblo que estaba repleto de nieve, la suerte es que la nevada había cesado hacía unos días, por lo que no les afectaría. Corrieron libres mientras jugaban y reían, cada uno disfrutando la compañía del otro.

-¡No me atraparás! -gritó la niña sacándole la lengua y pegó una carrera como le daban la fuerza de sus pequeños pies.

[愛, 帝国🪭👘] •𝐋𝐚 𝐂𝐨𝐧𝐜𝐮𝐛𝐢𝐧𝐚 𝐅𝐚𝐯𝐨𝐫𝐢𝐭𝐚 | Hantengu ClonesWhere stories live. Discover now