Era hija de mis enemigos. Esa debió ser la principal razón para mantenerme lejos de ella, pero en realidad, fue la razón por la que me mantuve cerca.
Era hija de esas personas que mataron a mi familia solo por ser diferentes. Por miedo a nuestro p...
NO ME PUDE AGUANTAR Y LES TRAJE EL PRIMER CAP, DISFRUTEN
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MEGAN HOWARD
Solo buscaba venganza.
Un jodido mal inicio para alguien cómo yo, pero teniendo en cuenta que no me conoces y no conoces mi historia, debes saber que solo conozco eso, la venganza, por favor, no lo olvides.
No soy un héroe y nunca lo seré.
Y empecé a llenarme de este sentimiento cuando sólo tenía nueve años, cuando la Corte Real encabezada por la Mano del Rey, Armando III, de la familia real Baskerville-Clifford, traicionó a mi especie y con una espada de fuego enfundada en su mano derecha cubierta por un guante con destellos de oro, cortó la cabeza de mi padre delante de todo el pueblo de cambiantes que había sido atacado bajo magia negra.
Papá ni siquiera tuvo tiempo de intentar cambiar a su forma de dragón, tampoco habría podido hacerlo por la magia que en ese momento su Mano, tenía en su poder.
La cabeza de mi padre, el rey, rodó por las piedras luminosas que rodeaban la fuente central y provocó gritos de histeria anunciando el fin del mundo. El fin de nuestro mundo.
Mamá gritó y cayó de rodillas ante papá, la recuerdo llorando, la recuerdo pidiendo piedad y luchando cuando una estaca llena de magia negra le cruzó el corazón dejándola sin vida en cuestión de segundos.
Fue su perdición al ser del mundo fantástico, del linaje vampírico, pero ella había muerto mucho antes de que la estaca perforara su pecho.
Escondida entre muchos árboles, la Higanbana cayó de mis manos y se prendió en fuego mientras me quedaba paralizada, observando como la Mano del rey y su ejército mataban a cada uno de nosotros.
El lugar se llenó de fuego, el lugar se redujo a cenizas, todo fue devastador y no pude hacer nada porque era una mocosa que acaba de presenciar la muerte de sus padres. La traición de parte del confidente de mi padre, la pérdida de todo lo que conocía.
Solo era una mocosa cuando juré vengarme, cuando juré acabar con la Mano del rey y toda su familia. Y repito, la mano del rey, porque para mi Armando III nunca sería el rey.
Tuve que huir de ese lugar, cruzando los límites de mi mundo hasta llegar al mundano reino de los humanos, tuve que fingir que no sabía nada, tuve que fingir que no era descendiente de un cambiante y de una vampira, me convertí en una niña perdida y solo tuve que lograr que lo demás lo creyeran.
Después de muchos días en la calle y cuando estaba a punto de morir de hambre, un mozo de edad avanzada me acogió en su humilde hogar, y aunque estaba desconfiada por el maltrato que sufrió en esos días, que me extendiera un taza con un caldo caliente me provocó una sensación de protección a la que me aferre con fuerza.
