Mi querido cupido

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"Blanco, negro, y todas las sombras en el medio".

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SeHun usualmente no encontraba interesantes a los demás; mucho menos a los mortales. Eran aburridos, poco misteriosos, les faltaba una chispa que generase algún tipo de atracción en él. Nunca había llegado a entender cómo alguno que otro demonio había renunciado a la buena vida infernal para quedarse con a vivir la eternidad con un humano. Ellos eran insípidos, solo servían de comida.

Pero ni siquiera para eso le resultaban divertidos a SeHun.

Él era un íncubo que se alimentaba de la energía sexual de cualquier entidad capaz de tener relaciones. Qué, ¿creyeron que se alimentaba solo de los humanos? Sí, era divertido follar con ellos en sus sueños o cuando equivocadamente era invocado, pero ellos no generaban tanta energía oscura en sus almas como para que fuera satisfactorio alimentarse de ellos.

Por otro lado, los ángeles y los demonios también generaban energía sexual. Aunque bueno, SeHun no era particularmente fanático de la energía celestial, ya que era demasiado pura para su alma oscura y a veces le hacía sentir su alma opaca. Pero aún así, los demonios tampoco eran tan interesantes como para atraer su atención.

Tal vez SeHun era un demonio demasiado difícil de complacer, pero no le gustaba simplemente conformarse con poco.

SeHun era un íncubo que llevaba vagando en el mundo desde hacía una larga eternidad. Era un demonio poderoso, no lo suficiente para tener un rango que lo mantuviera cerca de Lucifer, pero sí era lo bastante fuerte como para que otros demonios menores se inclinaran ante él. Y por esa razón, nunca se le habían presentado desafíos que lograran captar su interés como para perseguir algún tipo de objetivo. Simplemente vagaba por el mundo, alimentándose de energías humanas y demoníacas. El tiempo para los seres sobrenaturales cuando se mantenían en aquel plano pasaba de forma distinta al de los humanos, así que no podía decir que estaba exactamente aburrido.

Aunque bueno, sí lo estaba. Siempre era lo mismo. Todo era exactamente igual.

Hasta que lo conoció a él. Su dulce ángel.

—¿Por cuánto tiempo vas a estar ahí mirándome? No creas que no puedo verte, demonio. Tu energía ocupa toda la habitación. Se está volviendo espeluznante.

Era la primera vez que un ángel le dirigía directamente la palabra sin que SeHun hubiera hablado primero. Ellos solían estar por encima de las interacciones con los demonios, nunca se detenían a conversar a menos que fuera absolutamente necesario (o fueran tentados con oscuras ofertas de sexo sobrenatural, pero SeHun no solía hacer ese tipo de propuestas a cualquiera).

Materializándose en medio del cuarto de aquella choza, SeHun miró al ángel con cierta curiosidad. Si había algo que él no entendía ni iba a poder entender nunca, era el amor. SeHun era un íncubo, un demonio sexual, que se alimentaba de las energías oscuras y sexuales. Era imposible para él entender el concepto del amor; sabía que era necesario para que la raza humana no se extinguiera, pero de nuevo, ver a sus compañeros demonios "enamorados" de otros seres era simplemente inexplicable para él.

Y este era un ángel que propagaba el amor. Un cupido. Tenía que serlo, a juzgar por su vomitiva energía pura.

—¿Eres Cupido? —preguntó con diversión.

—Qué anticuado —dijo el ángel con la mirada fija en la joven que dormía plácidamente en la cama de paja de aquel cuarto oscuro—, pero sí, podría decirse que lo soy. Solo que no soy el único ángel del amor que existe. Somos demasiados, y todos nos llamamos distinto. Cupido es tan solo una generalización mal hecha.

Mi dulce ángel ❀ SeBaekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora