VII

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— ¡Tadashi, ven! ¡Mira estos abrigos preciosos!

El peli oliva estaba a su lado en cuestión de segundos. Ambos admiraban la belleza de esas prendas.

Ya había pasado un día desde que los jugadores se habían retirado, los omegas no se conocían de años, pero en ese corto tiempo sintieron que conectaron entre ellos, sus gustos eran similares y eso hacía el ambiente súper bueno.

Pero en cada momento Tadashi no podía dejar de pensar en Kei.

Pues, el lazo al complementarse, hacía a los responsables más unidos que antes, el lazo de Yamaguchi lo hacía completamente dependiente de Tsukishima, necesitaba su olor, necesitaba todo de él. Además de que ambos aceptaron el destino de su hilo rojo, era como un castigo doble.

Talvez era el clima frío o los recuerdos de la noche anterior convertidos en flashbacks, pero no soportaba más estar ahí.

— Hinata, ¿podemos volver a la cuidad?— susurró el pecoso, agarrando con fuerza la parte baja del abrigo que llevaba Shoyo.

El peli naranja sabía que algo así pasaría, solo que no se imaginaba que sería tan pronto. Él vivía al otro lado y se tardaría un día más en volver a su ciudad, pero se sentiría miserable si se negaba en ayudar a un omega en apuros, era su ley de vida.

— Vamos Yams.

Ir hasta la estación de tren fue todo un reto, ni hablar de conseguir un asiento, pero finalmente lo lograron.

Hinata podía sentir la ansiedad de Tadashi, era demasiado obvia y sabía que Tsukishima también la podía sentir.

Si teléfono había vibrado, Shoyo pensaba que era Kageyama, con su intensidad de siempre, grande fue la sorpresa cuando vio que  el mensaje era de Kei, jamás le escribía. De hecho casi hace caer el celular de sus manos.

"¿Estás con Tadashi?"

Dudó en responder por unos segundos, pero debía hacerlo. 

Solo mandó una foto, mostrándole su dedo medio, sin comentarios añadidos. Estaba enojado con ese rubio, sí alguien odiaba más a Tsukishima, ese era Hinata y con la actitud tan inmadura que tuvo, ahora simplemente lo detestaba más.

Al otro lado del teléfono, Kei, trataba de ignorar el insulto en la foto y centrarse en el hecho de que Yamaguchi estaba plácidamente dormido junto a ese chico. De alguna manera eso lo tranquilizaba más, pero sabía que no estaría calmado hasta verlo él mismo.

Por eso, fue una tortura para él, cuando repentinamente, su acosador dejó de molestarlo.

Pasó una semana y eso debería mantenerlo tranquilo, si estaba lejos no podría hacerle daño, pero Tsukishima desconocía el poder de la unión del hilo rojo, jamás se había sentido tan miserable en toda su vida.

—Kageyama, dile a tu novio que se comunique con el periodista... A mi me bloqueó en todos lados.

El peli negro dejó caer la botella que tenía en sus manos para ir corriendo por su celular, hace unas semanas solo hubiera ignorado eso, pero ahora sabía cómo eran las cosas, él también había estado así mismo. Además su desconcentración alteraba el entrenamiento para uno de sus partidos más importantes de la temporada.

Luego de un par de llamadas y algunos chantajes con comida, finalmente logró obtener el número de Tadashi.

—¡Aquí está! Ahora, todo depende de ti.

Tsukishima respiró profundamente, aquel mensaje que le compartía el número de ese omega, era como si le hubieran quitado absolutamente todos los problemas que tenía.

Terminó el entrenamiento, en ese mismo momento mandó a todos a sus casas y se dirigió, casi volando, a la suya. En todo el camino pensó como podría hablarle, ¿Qué podría decirle para mostrarle que él también estaba preocupado?

Finalmente, luego de tanto pensar, puso un miserable y vacío "Hola, soy Tsukishima"

Cuando vio lo que hizo quería matarse, le daba asco esa frialdad luego de que sus pensamientos estuvieran repletos de otras cosas.

El sonido de su celular vibrando fue todo para activar una velocidad en la mano que solo conocía cuando jugaba partidos importantes, aunque también era otro simple "Hola", ese mensaje lo hizo suspirar por un rato.

"El sábado ven a mi casa, necesitamos hablar, no fue correcto lo que hice"

Enviado.

El rubio casi suelta el celular al ver lo que había enviado, no había sido él, fue o bien su conciencia o su alfa, pero uno de ellos estaba desesperado por ver a Tadashi.

La respuesta no llegó a su teléfono, pero por alguna razón, Kei sabía que su omega iría, lo podía sentir. Debía apurarse, acababa de citar a alguien para el día siguiente, su casa era un desastre desde que perdió comunicación con el pecoso, además su refrigerador estaba vacío, debía hacer muchas cosas.

Yamaguchi, no paraba de leer aquel mensaje, el omega dentro de él le rogaba por ir en ese mismo momento y aparearse con él, pero la idea simplemente lo aterraba, luego de la última vez, luego de aquella mirada con desprecio.

Pero eso tampoco significaba que no iría a su encuentro, también quería hablar de varias cosas, en una de ellas estaba involucrado su jefe, quien le pedía el informe sobre el jugador, ahora la situación había cambiado y se le hacía mil veces más difícil acercarse, por eso debía aprovechar.

Fueron horas casi eternas, la noche parecía nunca acabarse, y finalmente llegó el amanecer y con él la idea de la cita en la casa de Tsukishima lo envolvió por completo.

Esta vez el día pasó en un abrir y cerrar de ojos, cuando menos pensaba, ya estaba en la puerta del rubio, arreglando su cabello con la cámara frontal de su celular y esforzándose al máximo para no hacerse una grieta en sus labios de tanto morderse.

Luego de pensarlo varias veces, tocó la puerta, esta no se demoró ni cinco segundos en abrirse. El paisaje que lo deleitó a penas entrar, fue Tsukishima con un mandil de cocina, los dedos manchados y el cabello algo alborotado.

—¿Llegué muy temprano?

— ¡No! Llegaste a tiempo para comer...

Tsukishima ya ni sabía lo que decía, su comida estaba incompleta, había hecho un pedido y por eso abrió la puerta sin preguntar, estaba avergonzado por mostrarle ese lado suyo a él.

Cerró la puerta de la cocina y le pidió a Tadashi que lo esperara unos segundos. La adrenalina que sintió no se comparaba con  nada antes sentido.

Volvió a bajar, esta vez arreglado y con la mentalidad completamente renovada, fue un récord el tiempo que le tomó cambiarse.

Desde el umbral de la puerta se quedó viendo a Tadashi, estaba revisando algunas fotos que tenía en su sala. 

Sonrió un poco mientras negaba con a cabeza, a penas se comenzaba a dar cuenta de la belleza extrema de ese omega, era perfecto, era suyo.


Imposible [TSUKIYAMA] [OMEGAVERSE]Où les histoires vivent. Découvrez maintenant