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𝐃𝐄𝐍𝐕𝐄𝐑 - 1978
𝑈𝑁 𝐿𝐼𝑁𝐷𝑂 𝑆𝑈𝐸𝑇𝐸𝑅 𝐿𝐿𝐸𝑉𝐴𝐵𝐴 𝑃𝑈𝐸𝑆𝑇𝑂 y con nervios jalaba las mangas azules, tenía puesta una falda azul con medias blancas.
Medias que le cubrían las cicatrices en sus piernas las mismas que habían sido ocasionadas semanas atrás, y que seguían doliendo como el infierno al caminar.
Escuchaba algunas risas detrás de ella, la cicatriz en su cara todavía estaba visible, y tenía puesta una gasa para cubrirla y que tenía que cambiar para no dejar que nadie viera la cicatriz.
La campana de la tienda emitió un sonido que la aturdió un poco, sin embargo al entrar recibió una sonrisa amable de la cajera.
- ¿Esa cicatriz sigue ahí? -
Preguntó la mujer pelirroja con amabilidad mientras se volteaba y sacaba unas vendas, cremas y pastillas.
Asintiendo levemente Rachel lo afirmó con cansancio, mientras de una pequeña bolsa sacaba dinero.
Pero soltó un sonido de dolor al sentir una mano golpear su hombro.
- Sabes... Es injusto que no hagas fila - Bramó una voz divertida notando como ella volteaba al instante.
Pero para Robin Arellano lo hizo soltar un gemido de dolor al ver como estaba la chica, Rachel incómoda intentó voltear su cara tapando esa fea parte.
- No es necesario que te tapes, eres linda - Contestó Robin notando la acción de la chica - Estoy acostumbrado a esas cicatrices, créeme la tuya es linda -
