De repente, recordó la caja que Ji-nam había enviado junto con su regalo de cumpleaños y casi lloró por lo oportunista que había sido. Eran un par de katanas, que si bien eran de colección, aún tenían filo y la ayudarían a cortar a algunos monstruos mas no matarlos. Ató una de las fundas de katanas a su cintura, probó si podía aguantar el peso y aunque a penas lo hacía sin duda se sentía más tranquila al tenerla.

Eunho seguía inconsciente, lo acomodó a duras penas en su cama, le suturó y vendó las heridas. El golpe en su cabeza había sido fuerte pero no lo suficiente como para matarlo. Le dejó una nota a su lado diciéndole que iría por los niños, con una de las katanas al lado por si despertaba y quería salir. Se equipó con una mochila en su espalda y cosas necesarias como vendas, una linterna, velas, encendedor y algunos bocadillos por si no podía volver arriba, también se colocó sus guantes por si la katana le fallaba y debía usar sus puños. Finalmente, se plantó enfrente de su entrada y quitó la barricada.

Tomando aire para agarrar valentía Hee-ran se ató el cabello en una coleta, se colocó sus audífonos e inició una llamada.

Bien, era ahora o nunca. Ella debía ser valiente para ayudar a los niños.

🥊


AFORTUNADAMENTE, LOS MONSTRUOS parecían estar a su favor. No se encontró a ninguno de ellos en el pasillo, debía ser silenciosa y sigilosa. Agradecía haber entrenado con su padre cuando era más joven.

Logró llegar con los niños y les tocó la puerta, atenta a que ningún monstruo viniera.

━━━¡Niños, soy yo! ¡Abran!

━━━¿Cómo sabemos que no eres un monstruo? ━━━preguntó Su-yeong en su dirección. Hee-ran sonrió, inteligente como siempre.

━━━Dos y dos con cuatro, cuatro y dos son seis. Seis y dos son ocho y ocho...

━━━¡Te pise!

━━━¡Prenda!

Era una especie de juego que tenía con los niños. Envés de la canción original antes de llegar a dieciséis se pisaban los pies y quien lo hacía primero ganaba y el perdedor obtenía una prenda.

La puerta se abrió segundo después y los hermanos Kim se lanzaron a abrazar a su niñera de medio tiempo, Hee-ran los introdujo a los tres en la habitación y cerró la puerta detrás de ella, notó que el chico azabache aún no estaba y se preocupó.

Su-yeong y Yeong-su empezaron a llorar en sus brazos y ella se sentó con ellos para consolarlos y les acarició su cabeza. Su padre había muerto y estaban asustados. Esperaba que el chico de ojos tristes llegará pronto.

━━━Vamos a salir de aquí, ¿de acuerdo? Les prometo que estarán bien. Mi hermano es militar, vendrá por nosotros y nos salvará.

O eso quería creer ella.

Unos minutos después unos golpecitos se escucharon en la entrada. Su-yeong se calmó, pero Yeong-su seguía sollozando.

━━━Niños, vine a ayudarlos ━━━era la voz del chico azabache.

━━━Quédense aquí ━━━Hee-ran asintió al par de hermanos y se levantó, agarró su arma y se acercó a la entrada, abrió la puerta y se encontró al joven con su propia arma, miró por los pasillos antes de agarrar su brazo y meterlo dentro del apartamento.

━━━Hee-ran.

━━━Tú.

━━━Sé que es un poco tarde, pero soy Cha Hyun-su.

HERO | sweet homeWhere stories live. Discover now