🪷 | 𝐶𝑎𝑝𝑖́𝑡𝑢𝑙𝑜 8

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-Bien, ya estás preparada. Vamos, no hay que perder tiempo.

-¿Ya iremos a la fiesta? ¡¿Akiko irá también verdad?! ¿Y puede estar la señorita Shinobu? -esbozó una sonrisa de felicidad al pensar que iría a una fiesta en el palacio junto a sus amigas.

Yoriko inhaló aire conteniendo las ganas de gritarle. No era el momento. Con las manos hizo seña a las demás mujeres para que se la llevarán.

-Vamos, niña, anda camina rápido. -la tomaron de los brazos para sacarla de la habitación. Esta sin entender todavía y pensando que sería una fiesta se dejó.

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Salieron del harén y vio como varias chicas se le quedaban mirando, incluso Akiko, quién tenía una expresión que no sabía distinguir si era tristeza o preocupación.

Habían tres mujeres de las que la estaban arreglando a su lado y Yoriko. Mientras iban caminando por los pasillos se fue dando cuenta poco a poco que había algo raro y no le querían decir tan rápido. Se dió cuenta que no hay ninguna fiesta, no hay ninguna celebración, sólo a ella la vistieron de seda como si fuese de nobleza. Empezó a preocuparse y a sentirse nerviosa con cada paso que daba.

Por instinto dejó de caminar, parando en seco, así llamando la atención de las otras personas que la acompañaban.

-Ya basta. Díganme a dónde me llevan? -las confrontó.

-¡(T/n)! Qué haces, niña tonta. Muévete, vamos contra el tiempo. -trató de agarrarla del brazo pero ésta se safó bruscamente.

-¡NO! Me van a llevar con esos hombres, ¿verdad? ¡Yo no quiero! ¡No quiero ir a la habitación de un desconocido! -gritó entrando en pánico del sólo imaginar lo que ocurriría.

Las otras mujeres no respondieron, no era que no les importará pero tampoco podían hacer absolutamente nada. Yoriko tensó la mandíbula enojandose con la chica (c/c). Caminó amenazante hacia (T/n).

-Creí habértelo repetido suficientes veces, pero eres tan terca y estúpida que no entiendes. Lo normal de campesinos. -escupió sus palabras. -Tú no elijes qué hacer en este palacio, no eres nadie, te convertiste en una de las mujeres de los hombres de la familia imperial. Y si te elijen, los tienes que complacer sexualmente hasta que queden satisfechos, ese es tu trabajo. Nadie te va a salvar.

(T/n) sintió un nudo en su garganta, quería romper a llorar ahí mismo del miedo, rabia y tristeza. Hace tiempo no se sentía tan mal, comenzaba a acostumbrarse al harén gracias a Akiko y otras chicas para que le hagan eso. Entonces su mente recordó al chico de ojos verdes.

-Pero... ¡Yo no quiero, no quiero! Fue el príncipe ese? ¿El de ojos verdes?

-¡No! Deja de hacer preguntas estúpidas y camina ya, maldita sea! -tomó su brazo bruscamente haciéndola jadear de dolor para caminar con ella nuevamente.

Volvieron a encaminarse por dónde iban, por lo que dijo Yoriko estaban llegando a "su habitación". (T/n) sentía como su corazón latía como loco, estaba por salirse de su pecho. Ella no quería eso, ese era su maldito temor desde que la administradora del harén la escogió cuando llegó de esclava.

Llegaron frente a una gran puerta que estaba siendo custodiada por dos soldados en cada lado. Todos los aposentos de la familia imperial eran protegidos por soldados que se turnaban cada ciertas horas para cuidarlos.

[愛, 帝国🪭👘] •𝐋𝐚 𝐂𝐨𝐧𝐜𝐮𝐛𝐢𝐧𝐚 𝐅𝐚𝐯𝐨𝐫𝐢𝐭𝐚 | Hantengu ClonesWhere stories live. Discover now