Capítulo 2 "La carta"

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—Nunca seré cómo tú, ni en esta ni en…. — ¡Pumm! Coriolanus fue interrumpido por un golpe en la quijada que lo mandó directo al piso marmoleado, Coriolanus miró un poco desconcertado a su padre debido al golpe,

—Preferiría mil veces que te parecieras a mi que te comportes así, hasta tu estupido amigo Plinth se comporta mejor que tu y no hablemos del hijo de Heavensbee— Explicó él mayor mientras se ponía de nuevo el cinturón en su pantalón. —Me estoy cansando de hacer esto cada fin de semana, tienes que empezar a poner los pies sobre la tierra, ya te graduaste de la academia y no has pensado en la universidad—. Coriolanus suspiró. —Ponte su camisa y sube a tu maldita habitación, esta es tu última advertencia— Crassus dejó a su hijo en el salón, Coriolanus se abrochó los botones de su camisa a la mitad, subió los escalones hasta su habitación pero antes de entrar miró a su pequeña hermana en la puerta decorada con flores rosas. Él decidió poner su mejor cara, no podía dejar que su hermana lo viera así.

—Hey, Rose ve a dormir es muy tarde para que estés despierta— Dijo él acercándose a ella, la pequeña de cabello castaño y grandes ojos azules lo miró sin decir nada. —No puedes dormir?— Preguntó él y ella asintió, Coriolanus miró a su alrededor para después tomar la mano de su hermana y entrar a su habitación, era grande para una niña de 10 años, estaba pintada de un color rosa pastel con muchos diseños en las paredes, la pequeña tenía muchos juguetes. Coriolanus la acostó en su cama que estaba totalmente al estilo de una princesa.

—¿Y tu novia?— Pregunto ella inocentemente mientras se metía debajo de las cobijas.

—Ella y yo terminamos, dejamos de amarnos.

—No me caía bien— Soltó la pequeña abrazando su peluche de perro, Coriolanus sonrió de lado.

—No te preocupes ella no volverá, ahora duerme— Arropó a su hermana, encendió la luz de noche que le tenían para que ella no tuviera miedo. —Buenas noches Rose— Dijo él besando la frente de ella.

—Buenas noches Coryo, eres el mejor— a Coriolanus se le estrujó el corazón al escuchar eso, dejó la habitación de su hermana para irse a la suya, tan fría y vacía, hecho un asco, sin importarle nada se acostó en la cama de golpe quedándose dormido.

Al abrir sus ojos estaba en la fiesta de Festus y Athena estaba frente a él a escasos centímetros de él, sus manos calidas alrededor de su cuello mientras que las manos de él estaban en su cintura.

—Tomame— Susurró ella sobre sus labios, Coriolanus subió sus manos hasta las mejillas de la chica y beso sus labios con pasión, ella acercó su cuerpo al suyo creando una sensación de calidez, la chica suspiró, sin romper el beso ella se subió a la encimera de la cocina mientras le quitaba la camisa, eso él lo tomó cómo una señal así que levantó la falda del negro, bajó sus besos al cuello de la chica dejando besos húmedos junto a unos chupetones marcados, la chica se removía, podía sentir cómo su miembro se volvió cada vez más duró con cada movimiento qué ella hacía. —Te quiero adentro— Suplicó ella, Coriolanus se bajó el pantalón y entró en ella, ambos gimieron al sentir al otro, tomó las caderas de la chica con fuerza y comenzó a moverse, los gemidos de ella empezaron a sonar por toda la cocina, sintió las manos de la chica en su espalda mientras ella apoyaba su frente en el hombro de él.

—Aah si— Gimió ella en su oído haciendo que le diera más deseó por ella, se movió más rápido y más fuerte, sus caderas chocando creaban un sonido que se mezclaba con los suspiros, jadeos y gemidos de la castaña, cuándo ambos estuvieron a punto de llegar a su climax Athena arqueó su espalda y gimió en alto.

—Festus

Coriolanus abrió sus ojos de golpe, había soñado cómo cogía con ella en la cocina de Festus, todo había estado bien hasta que la escuchó gemir el nombre del pelirrojo, iba a levantarse pero el dolor de su espalda le dió los recuerdos de anoche, se levantó con cuidado y entró a la ducha supuso que un poco de agua caliente le ayudaría a aliviar el dolor pero entonces notó algo, su miembro estaba duro, la sensación de necesidad de autocomplacerse apareció así que abrió un cajón de sus encimera y sacó un bote transparencia Livia Cardew le ordenó comprarlo cuándo recién habían comenzado con su relación, este era algo que caro difícil de conseguir pero tenía cierto olor a rosas.

Back To Black (Coriolanus Snow)Where stories live. Discover now