Gregorio

0 0 0
                                    

La metamorfosis de Gregorio

Gregorio Samsa se despertó una mañana después de un sueño intranquilo y se encontró sobre su cama convertido en un monstruoso insecto. Al ver sus numerosas patas, su duro caparazón y sus antenas, sintió un escalofrío de horror y repugnancia. ¿Qué le había ocurrido? ¿Cómo había llegado a esa situación? Intentó recordar lo que había soñado, pero solo tenía vagas imágenes de un viaje por el mar, una tormenta, un naufragio y una isla desierta.

Se dio cuenta de que no podía moverse con facilidad, ni hablar, ni hacer ningún ruido. Su habitación, que antes le parecía acogedora y familiar, ahora le resultaba extraña y hostil. Los muebles, los libros, los cuadros, todo le parecía ajeno y lejano. Solo había una cosa que le recordaba su vida anterior: el reloj de pared, que marcaba las siete y media de la mañana.

Gregorio sabía que tenía que levantarse y prepararse para ir al trabajo. Era un empleado de una compañía de seguros, y tenía que visitar a varios clientes ese día. Su jefe, el señor Wilson, era un hombre severo y exigente, que no toleraba ningún retraso ni excusa. Gregorio dependía de su trabajo para mantener a su familia: su padre, su madre y su hermana Grete, que vivían con él en un pequeño apartamento.

Pero ¿cómo iba a ir al trabajo en ese estado? ¿Qué dirían sus clientes, sus compañeros, su jefe, al verlo convertido en un insecto? ¿Qué diría su familia, al descubrir su metamorfosis? Gregorio se llenó de angustia y desesperación. Se preguntó si no sería mejor morir, que seguir viviendo así.

Pero entonces oyó un golpe en la puerta. Era su madre, que le llamaba con voz dulce y preocupada:

- Gregorio, ¿estás bien? ¿Por qué no has salido de tu habitación? ¿Te sientes mal?

Gregorio quiso responder, pero solo pudo emitir un zumbido ininteligible. Su madre insistió:

- Gregorio, por favor, abre la puerta. Quiero verte. ¿Qué te pasa?

Gregorio se asustó. No quería que su madre le viera en ese estado. No quería causarle dolor ni disgusto. Intentó arrastrarse hasta la puerta, para cerrarla con el pestillo, pero era demasiado tarde. Su madre, impaciente, abrió la puerta de un empujón y entró en la habitación.

Al ver a su hijo convertido en un insecto, la mujer soltó un grito de terror y se desmayó. Gregorio se sintió culpable y miserable. Quiso acercarse a ella, para consolarla, pero sabía que solo conseguiría asustarla más. Se quedó quieto, esperando que alguien viniera a ayudarla.

Pero lo que vino fue peor. Su padre, alertado por el grito, entró en la habitación con un bastón en la mano. Al ver a su hijo, se enfureció y le gritó:

- ¡Qué monstruo eres! ¡Qué vergüenza nos has traído! ¡Fuera de aquí! ¡Fuera de mi casa!

Y sin más, empezó a golpear a Gregorio con el bastón, haciéndole retroceder hasta la ventana. Gregorio se defendió como pudo, pero los golpes le dolían y le herían. Su padre no le escuchaba, ni le miraba, ni le reconocía. Solo le veía como un bicho asqueroso, que había que eliminar.

Gregorio se dio cuenta de que no tenía escapatoria. Su padre le había condenado a muerte. Su madre yacía inconsciente en el suelo. Su hermana no aparecía por ninguna parte. Estaba solo, abandonado, rechazado. Solo le quedaba una opción: saltar por la ventana y acabar con su sufrimiento.

Así lo hizo. Se lanzó al vacío, sin miedo, sin esperanza, sin amor. Cayó al suelo, con un ruido sordo, y se quedó inmóvil. Su caparazón se rompió, su sangre se derramó, su vida se apagó.

Nadie lloró por él. Nadie le echó de menos. Nadie le recordó.

Fin.

Du hast das Ende der veröffentlichten Teile erreicht.

⏰ Letzte Aktualisierung: Dec 01, 2023 ⏰

Füge diese Geschichte zu deiner Bibliothek hinzu, um über neue Kapitel informiert zu werden!

La metamorfosis De Gregorio Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt