🪷 | 𝐶𝑎𝑝𝑖́𝑡𝑢𝑙𝑜 3

Start from the beginning
                                    

Utilizó una técnica habilidosa y de un sólo ataque no sólo lo derribó, si no que literalmente lo estrelló como saco contra la pared, sorprendiendo a todos los presentes. Uno de los soldados que estaban presentes le susurró al otro "Pero qué salvajes son esos chicos entrenando".

-Diablo-. -murmuró el oji-amarillo. -Le sacó la madre. -tomó vino de una copa mirando sorprendido.

-Bien hecho. -mencionó el oji-rojo serio.

El chico tiró la katana de madera al suelo y se quitó la máscara dejando ver su rostro, también era idéntico a los demás pero con ojos azules y mirada deprimente.

-Eres débil y patético, Karaku. Me entristeces... -dijo mirando con lástima a su pobre hermano que yacía casi muerto en el piso.

Karaku toció botando arena de la boca y tocó su nariz que estaba rota. Tambaleando se puso de pie y miró con odio al chico oji-azul.

-¿DÉBIL? ¿ME LLAMAS DÉBIL A MÍ? YO ESTABA POR GANARTE, TE APROVECHASTE DE MI DISTRACCIÓN, ERES UN TRAMPOSO DE MIERDA!! -se quejó como niño pequeño.

-Y crees que en una batalla tu oponente va a seguir reglas de juegos de niños? -frunció el ceño dejando al oji-verde con la palabra en la boca. -Entonces cállate y acepta que soy mejor que tú. -al decir eso las venas se marcaron en el rostro de Karaku.

-¡ERES UN HIJO DE...!

-¡Karaku, no olvides que todos somos hermanos! -gritó Urogi y Karaku puso los ojos en blanco.

-Tiene razón. -dijo el oji-azul.

-...Te odio. Pero tú qué hacías aquí? Hoy me tocaba entrenamiento con Sekido. -miró al nombrado que sólo rodó los ojos.

-Tuve cosas que hacer, estaba con Zohakuten. Y para no hacerte esperar le dije a Aizetsu que tomara mi lugar. Él no tuvo problema. -se encogió de hombros restándole importancia al asunto, y Karaku lo miró feo.

━━━━━━━━☆★☆━━━━━━━━

Los cuatro príncipes caminaban por los largos pasillos del palacio conversando entre ellos. Había pasado más de una hora en el patio del entrenamiento. Ya era suficiente por ese día, estuvieron en eso desde la mañana. Siempre se tomaban sus entrenamientos para mejorar su experiencia en artes marciales y esgrima. Y ciertamente todos tienen mucho talento.

-Sigo enojado contigo. -dijo Karaku al oji-azul totalmente ofendido.

-Lo siento, hermano. ¿Quieres que te dé un abrazo? -dijo Aizetsu con una expresión triste y extendió sus brazos. Pero en realidad estaba fingiendo.

-No, muérete. -escupió sus palabras con asco. -Urogi es el único que me entiende. Tú y Sekido me caen mal... Y con Zohakuten no tengo opción. -murmuró haciendo una mueca, sabiendo que su hermanito menor es el consentido de sus padres.

-¡Qué viva el amor de hermanos! -exclamó Urogi en tono burlón.

-Ya cállense, imbéciles. Sólo abren la boca para decir estupideces. -gruñó el mayor de ellos.

Sekido y Aizetsu se desviaron del camino. Ambos decidieron ir a sus habitaciones con la excusa de que querían descansar, aunque no se notaban ni un poco cansados. Karaku y el oji-amarillo siguieron caminando por los pasillos conversando de varios temas.

-Hablando del enano pendejo ese, ¿dónde está? Qué raro que no lo he visto. Se pasea por los pasillos creyéndose la quinta maravilla ja. -bufó el oji-verde mientras caminaba junto a su hermano.

[愛, 帝国🪭👘] •𝐋𝐚 𝐂𝐨𝐧𝐜𝐮𝐛𝐢𝐧𝐚 𝐅𝐚𝐯𝐨𝐫𝐢𝐭𝐚 | Hantengu ClonesWhere stories live. Discover now