Bajo las estrellas, encuentro mi consuelo,
en la inmensidad del cielo, mi anhelo.
Sus destellos danzan, seducen mi alma,
en cada brillo encuentro tu mirada calma.
Son joyas celestiales, amantes custodios,
que iluminan el camino, inmortales testigos.
En sus trayectorias, dibujan tu sonrisa,
en cada constelación, mi más dulce brisa.
Bajo las estrellas, susurros se desprenden,
confesiones secretas que el viento aprende.
El manto de la noche nos acoge en su abrazo,
y en cada chispa, siento nuestro lazo.
En su brillantez, encuentro tus ojos,
reflejos de deseo, del amor más sabroso.
Nos envuelven en su magia, en su canto eterno,
y amarran nuestros corazones en fuerte invierno.
Bajo las estrellas, juraremos amarnos,
como ellas en el firmamento no cesarán de brillar.
Uniendo nuestros sueños, como constelaciones,
volaremos en el infinito, sin limitaciones.
Y cuando la noche se vista de negro manto,
bajo su escenario, tú serás mi canto.
Bajo las estrellas, seremos eternos,
desterrando las dudas, venciendo los inviernos.
En cada centella, veré tu nombre,
grabado en el universo como un santo hombre.
Bajo las estrellas, seremos un solo ser,
amantes cósmicos que no dejaremos de crecer.
Y aunque el tiempo se empeñe en pasar,
nuestro amor quedará inmortal, sin marchitar.
Bajo las estrellas, siempre nos encontraremos,
fundidos en un abrazo, eternos amantes.
Así, bajo el velo de la noche estrellada,
nuestro amor será la más bella serenata.
Bajo las estrellas, nacerá nuestra melodía,
eternizando en el cielo nuestra romántica poesía.
