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—Gemini, ¿qué harías si pudiéramos irnos de aquí?

El mayor levantó la vista de su bandeja de comida. Fourth lo miraba reservado y juicioso, a la espera de una respuesta. Masticó lentamente y tragó con ayuda de un vaso plástico de agua.

—No he pensado en eso — respondió antes de pinchar un trozo más de pollo y echárselo a la boca. Fourth sonrío.

—¿De verdad? Yo sí lo he pensado.

Gemini le dio una mirada rápida. Un ligero brillo en sus ojos lo delató, así como la curvatura de las esquinas de su boca que formaban a su paso aquellos hermosos hoyuelos que derretían a Fourth.

—Bah. No me extraña, con tu vena maricona... Seguro que ya tienes todo un plan, ¿me equivoco?

—No. No te equivocas. De hecho, hay ciertos aspectos que estaría complacido de discutir.

Gemini rodó los ojos. Acostumbrado a las excentricidades de su corderito, le hizo un gesto con la mano para que se animara a continuar. Fourth cepilló su labio inferior con los dientes, sus mejillas ruborizadas delatándolo.

—Venga. Lánzalo.

—No pienso ser el único que haga limpieza.

—... Fourth.

—No me importa, Gemini. Trabajo de equipo o nada y terminamos viviendo en la mierda.

—¡Pero si la limpieza se me da fatal! Olvídalo, vivimos en la mierda entonces — Fourth enarcó ambas cejas y apretó los labios. —Bien, quizá podría ayudar de vez en cuando.

—Comidas familiares una vez al mes.

—No me jodas.

—¡Mi familia es encantadora!

—Corderito... Prefiero meter la polla en un sartén con aceite hirviendo que participar en tus comidas familiares.

—... Eres odioso — Soltó un suspiro y se llevó una cucharada de puré de patatas a la boca. Masticó lentamente, pensando en su siguiente propuesta. —Tú te encargarás del desayuno y yo de la cena. Seguro y me toca almorzar en el hospital, así que nada.

—Hm. Si eres un puto holgazán, qué desayuno vas a preparar tú.

—Por lo mismo, Gemini. Lo preparas tú y no puede contener ni carne, ni frituras o mierdas de alto valor calórico. Idealmente ligero y sustancioso.

—¡Que te follen, animal! — El rostro de pánico de Gemini era casi gracioso. Labios entreabiertos y cejas profundamente fruncidas formando un pliegue al medio de ambas.

—¡Gemini!

—¿Pero qué mariconería me estás diciendo? ¿Quieres alguna mierda de esas que pasan en los comerciales? — Fourth se encogió de hombros, con una sonrisa traviesa en sus labios. —¿Cereales con fruta y leche, un muffin recién horneado y un vaso de jugo de naranjas?

—Eso suena bien.

—Y un demonio. Comeremos costillas, patatas fritas... Hamburguesas con barbacoa y café negro — Contó con sus dedos todos los alimentos que pretendía desayunar cada día de su vida si lograban salir de ahí. Ambos disfrutando aquella mentira idílica.

—No pienso desayunar eso.

—Entonces te cagas de puta hambre. Jodido malagradecido... Más encima te cocino y todo.

La irritación en la voz de Gemini era tal, que Fourth tuvo que aguantar las ganas de romper en una carcajada. No hablaron luego de eso, cada uno continuó su comida en silencio, con el ojicafé mirando a través de sus pestañas a Gemini, con la cabeza gacha y sus labios sutilmente torcidos.

"P" geminifourthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora