Su teléfono suena, sabe que se trata de Ingrid pero tiene miedo de hablar con ella, ya ha sufrido en sus carnes los golpes de una realidad difícil de entender.
Solloza por no poder ayudar a su hermana cuando más la necesita.
Entrando por la puerta el doctor Isana le da el alta y aprovecha para llevarla a su apartamento.

A solas, el doctor Isana le pide que le cuente quien la está golpeando.

— No puedo decirle nada, le agradezco su interés pero no puedo explicarle nada.

— ¿Tienes miedo? Entiendo. Pero quiero que sepas que puedes confiar en mí. De momento, no voy a denunciar a la policía pero la próxima vez que te vea en este estado, si lo haré.

— Tengo mucho miedo señor Isana, siento terror de pensar que dependo de ella y sin ningún tipo de explicación me trate de este modo.

—¿De quién se trata? — Pregunta preocupándose más por ella.

— Es... Es ... Mi madre. — Solloza tapándose su rostro con las manos explicando el trato que le ha dado su madre desde pequeña.

Oriol la escucha con atención cada una de sus palabras, alarmado por su confesión abraza a Zara compadeciéndose de ella haciéndole la promesa de ayudarla.
Amanda llega con una bandeja de comida, los tres toman asiento en la mesa hablando con naturalidad hasta que Zara decide descansar quedándose a solas Amanda con el doctor.

— Vayamos mejor a mi apartamento. — Ronronea con la clara intención de hacer el delicioso con el.

Cayendo en la belleza de ella, se marchan juntos donde al entrar en el apartamento dejan volar sus sentimientos almacenados en sus pechos.
Ambos guardan silencio referente a sus emociones, ella teme ser bruscamente rechazada por él por su manera de llevar su vida, y él, celoso de que otros hombres la toquen guarda para él las verdaderas intenciones.
Solo ellos pueden saber que ocultan sus pechos, cuando en la cama sus pieles se rozan, intercambian besos, donde la pasión los envuelve dejando expresar de algún modo esas emociones intensas de las cuales no dejan florecer.

Al haber recibido la baja de Zara, Álvaro decide ir a visitarla, había intentado hablar con ella sin éxito. Impaciente va a casa de su amiga donde  vuelve a disfrazarse de Ambrosio para ir a visitar a Zara.
Conduce preocupado, el teléfono suena pero no consigue dar con ella.
Ansioso por verla toca varias veces la puerta, quien sale a recibirlo al abrir la puerta es Amanda, la cual cuando lo ve deduce que pueda tratarse de Ambrosio.

— Venía buscando a Zara. — Pregunta siendo observado por Amanda.

— Está ocupada, ¿Quién la busca? — Su pregunta comienza a irritar a Álvaro.

— Soy un amigo, Ambrosio.

— Pase, por favor. — Amanda guía a Álvaro hasta el salón donde lo hace esperar para que salga Zara.
Pero ella no quiere recibirlo, no quiere que la vea en su estado por lo que le pide a su amiga de inventarse una excusa.

— Pues no te lo tomes a mal, pero está dormida y no quiere despertar. Si quieres puedes volver en otro momento. — Se encoge de hombros observando al hombre que hay sentando enfrente suya detenidamente.

— De acuerdo, volveré en otro momento. Dígale por favor que he venido a visitarla.

— Así lo haré. — Le sonríe intentando captar su atención.

Álvaro se marcha molesto por no haberla visto, se sube al auto y quita su disfraz para comenzar a conducir hasta su trabajo.

— ¿Ya se ha ido? — Preocupada pregunta Zara mirando aún las marcas en su rostro.

Emoción Versátil Where stories live. Discover now