Capítulo 17.- Amor de Torneo

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"Una más...", pensó Ashara dando un sorbo a su infusión.

Desde ese mismo momento, Alisha Whent tomó la decisión de ser la encargada de narrar a Elia la procedencia de todos y cada uno de los caballeros que participaron en la justa, incluidos aquellos que todos conocían de sobremanera.

Elia la dejó hablar, o mejor dicho, parlotear sin cesar, al grado de que en la carpa solo se oía la voz de Alisha durante enfrentamientos completos, caballeros iban y venían, pero ella no se callaba. Su voz era enérgica cuando sus hermanos participaban, y decaída cuando dos de ellos, mismos de cuyo nombre Ashara ya se había olvidado, fueron abatidos. El primero cayó ante Jon Connington y el segundo frente a Brandon Stark.

Sin pretenderlo su mirada se desvió. Sus ojos ya no miraban la arena donde el heredero de Invernalia espoleaba a su caballo. En su lugar, buscaban un par de ojos grisáceos.

Los encontró.

Ned Stark estaba sentado un par de tiendas más abajo, sus dos hermanos menores a su izquierda, y su padre a la derecha. Su alargado rostro reía ante una broma que Robert Baratheon había contado, una fila por encima. Su padre le hizo una seña con el brazo, él regresó su atención a la justa y aplaudió a su hermano.

Ashara sonrió.

Un par de horas atrás antes de que iniciara las justas se había encontrado con él.

Una suave brisa agitaba las banderas rojas y doradas que adornaban los terrenos del torneo mientras se dirigía hacia el pabellón real. Lo vio antes de que él la notara.

Ned Stark estaba de pie cerca del borde del campo, su expresión tan estoica como siempre, sus ojos escudriñando la bulliciosa escena.

Sus miradas se cruzaron y, por un momento, el mundo pareció desvanecerse. La intensidad de la mirada de Ned, normalmente reservada y compuesta, delataba un destello de algo más bajo la superficie.

Se acercó con pasos medidos, su rostro esculpido en piedra, pero suavizado por las comisuras de la boca, insinuando una sonrisa rara que parecía aflorar en su presencia.

—Lady Dayne —la saludó con un asentimiento respetuoso, las palabras medidas y formales, pero sus ojos contaban una historia diferente; una historia de sentimientos no expresados que persistían entre ellos.

—Lord Stark —respondió ella con una inclinación grácil de la cabeza. El espacio entre ellos guardaba una tensión silenciosa, como si la mera proximidad agitara emociones que ninguno estaba completamente dispuesto a expresar. Era un baile de contención, una conversación tejida en las miradas robadas y las palabras no dichas—. ¿Disfrutando del torneo?

—Tanto como me es posible, Lady Ashara. Aunque los torneos no son mi elemento natural. —Ned inclinó la cabeza.

—Oh, pero ¿dónde está su sentido de la diversión? —bromeó Ashara.

Los labios de Ned se movieron, casi imperceptiblemente, ocultando una sonrisa.

—Encuentro la diversión en otras cosas, Lady Ashara —dijo.

Ella enarcó una ceja, con la mirada fija en él, ¿acaso se había equivocado y Ned Stark era igual que su hermano?

—¿Otras actividades? Por favor, cuénteme —pidió ella, temiendo escuchar la respuesta.

—Encuentro mi diversión en los momentos tranquilos, Lady Ashara. En la quietud del Bosque de los dioses, bajo un árbol del corazón, donde el susurro de las hojas y los susurros del viento revelan más que un grandioso torneo.

—¿El Bosque de los dioses? Qué poético —respondió ella sonriendo—. Habría creído que un hombre del Norte encontraba consuelo en los vientos aullantes y las llanuras heladas.

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⏰ Última actualización: Nov 13, 2023 ⏰

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