⌗ 𝐜𝐡𝐞𝐫𝐫𝐲 𝐥𝐢𝐩𝐬𝐭𝐢𝐜𝐤 ⁺

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La señora Hwang no quería que aquel momento se acabara pero debía despertarlos para que fueran y durmieran cómodamente en sus habitaciones. Se acercó hasta su hijo y sobó dulcemente la cabeza de éste y luego susuró: "Jinnie, hijo... despierta". Logrando que él mencionado despertara casi al instante. Tenía el sueño demasiado débil.

La señora Hwang le indicó que llevara a Seungmin hasta su habitación y que luego el fuera a la suya para continuar descansando. El chico no se negó e hizo lo que su progenitora le pidió. Subió con sumo cuidado las escaleras hasta el dormitorio del menor. Lo dejó delicadamente en su cama y lo cubrió con su manta. Cuando estaba a punto de salir de la habitación, retrocedió y observó al joven durmiendo cálidamente. Y sin darse cuenta, sonrío.

Solo un par de segundos después de que Hyunjin llegara a su habitación, unos gritos hicieron que saliera rápidamente de ésta y corriera hasta la habitación de su madre para saber lo que pasaba. Pero los gritos no provenian de allí. Ambos salieron del dormitorio principal y corrieron hasta la habitación de huéspedes, de donde efectivamente los gritos provenían.

Hyunjin sintió un horrible dolor en su pecho cuando entró y vió a su menor exaltado, con los labios hinchados y sin poder pronunciar una palabra correctamente. Por suerta la señora Hwang tenía un doctorado y puedo descubrir rápidamente lo que pasaba. Calmó la alergia del chico y después de dejarlo tranquilo, salió de la habitación.

Hyunjin quién no se había movido de la puerta desde que todo comenzó se acercó a su madre y le preguntó lo que pasaba.

— ¿Lo besaste, verdad? —respondió su madre con otra pregunta, dejando atónito a su hijo.

— ¿Q-qué dices? ¡C-claro q-que no! —Hyunjin siempre tartamudeaba cuando mentía, y eso sí madre lo sabía muy bien.

— Seungmin es alérgico a las cerezas. Y tú eres el único de la casa que las adora y además el único que usa un labial con sabor a cerezas. —Hyunjin se quedó helado— es bantante raro que un labial haya causado esa reacción, posiblemente el labial este hecho en gran parte con cerezas reales.

Hyunjin quería morirse de la verguenza. Además de que se sentía traicionado; su madre nunca le comentó aquello, el chico tuvo que pasar por tremendo susto para descubrir algo tan importante.

— ¿Qué le dirás? —su madre levantó levemente las cejas y lo observó esperando una respuesta, con una sonrisa en sus labios.

— No lo sé...

Al día siguiente, Hyunjin tenía tanto miedo y aún más vergüenza salir de su dormitorio y encontrarse con el menor. Es que todos en la casa conocían el amor que él le tenía a esas pequeñas y rojas frutas, y solo él no conocía la reacción alérgica que estas le causan al menor.

No existía ni una sola excusa para lo que había pasado. Seungmin no iba a comerlas y mucho menos a comerlas mientras estaba dormido. Todo apuntaba al hijo de la casa. Y vamos que no iban a pensar que quería asesinarlo con una cereza, ¿o sí?

Luego de infinitos minutos pensando sobre el tema, Hyunjin al fin decidió salir de su habitación y esto porque su pancita lo exigía. Caminó sigilosamente hasta la cocina; su madre aún seguía allí, al verlo sonrío y puso un plato en el comedor. Su hijo tomó asiento y sin decir absolutamente nada empezó a comer.

Al terminar su desayuno, se levantó y se dirigió hacía el lavamanos para lavar su plato. Pensó que luego de eso subiría hasta su habitación y no saldría de allí por el resto del día. Su plan estaba corriendo perfectamente bien, parecía que Seungmin aún no se había levantado porque no lo había encontrado por ningún lugar.

Mientras iba subiendo las escaleras tarareaba una canción que había escuchado hace algunos días, sin percartarse que al final del pasillo alguien lo esperaba.

Cuando estuvo a punto de entrar a su habitación la dulce voz de alguien a su espalda lo sobresaltó haciéndolo girar de inmediato.

— ¿Usas brillo labial? —un adormilado Seungmin preguntó sin quitar la vista de su mayor. Hyunjin se sonrojó al recordar lo que había pasado y simplemente negó. Seungmin sonrió y se acercó hasta él besando dulcemente los labios del contrario. El mayor estaba demasiado sorprendido, no entendía lo que estaba pasando, pero le gustaba.

Tomó tímidamente la cintura de su vecino de cuarto y profundizo aquel beso. Cuando se separaron, ambos con los labios rojos e hinchados, con un brillo especial en sus ojos y con sus mejillas sonrojadas, sonrieron.

— Si quieres seguir besándome debes dejar de usar ese labial o moriré —Seungmin susurró haciendo un pequeño puchero y Hyunjin sonrió enamorándose un poquito más de aquel muchacho.

— Prometo no usarlo más —dijo y se acercó para unir sus labios una vez más.

Hwang siempre había amado las cerezas y por ende le encantaba el labial de cereza pero le encantaba aún más Seungmin. No necesitaba pensarlo dos veces, porque dejaría de usar su labial favorito para poder besar los labios que lo habían enamorado, eso sí, no dejaría de comer cerezas.

— the end.

𝐥𝐨𝐯𝐞 𝐬𝐭𝐨𝐫𝐢𝐞𝐬 ౨ৎDonde viven las historias. Descúbrelo ahora