CAPÍTULO XXXII: La caída del reino (II)

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Las llamaradas de fuego comenzaron a viajar desde los brazos de Diamond a través del cuerpo de Noman, en cuanto su piel hizo contacto con las llamas unos remolinos de viento se formaron bajo los pies de todos, Diamond sentía como la energía comenzaba a ser drenada a medida que la flama era absorbida por el hechicero.

La flama de Neptys fue consumida por Noman, y cuando el brillo cesó, una delgada capa, que hasta ahora no era visible, apareció envolviendo los brazos de Diamond.

—Deus Aretusa —dijo—. Dame tu poder para someter a los bastardos que nos dieron la espalda.

Tras decir esto la delgada capa dejó de rodear a Diamond y poco a poco comenzó a envolver los brazos de Noman, el cuerpo del hechicero brilló con fuerza cuando el poder pasó a estar bajo su control, y luego el brillo de la lágrima de Nereida fue lo siguiente que se materializó.

—Deus Nereida, conviértete en el arma que forjará esta nueva era, dame el poder para blandir mi espada y destruir los cimientos que el usurpador construyó.

Tras decir esto la lágrima emergió del cuerpo de Diamond y flotó hasta el frente, impregnándose en el pequeño cráneo que el hechicero llevaba atado en el cinturón.

Finalmente, la reliquia de Azoret comenzó a brillar, Noman colocó su otra mano cerca del pecho de Diamond, y la reliquia poco a poco comenzó a ser extraída del interior, el rubio sentía como la visión comenzó a fallarle, sus brazos habían dejado de responderle y cedieron a cada lado de su cuerpo.

—Azoret, dame el poder para traer de vuelta a la reina piadosa y que finalmente cumpla su venganza.

Sin embargo, antes de que Noman consiguiera extraer por completo la reliquia del interior de Diamond, un estruendo proveniente de afuera provocó que la entrada fuera destruida en un santiamén, y en cuestión de apenas unos segundos comenzó a reinar el caos.

Antes de que Noman pudiera reaccionar una bomba cegadora estallo muy cerca y le impidió ver quienes eran los intrusos, los reyes aprovecharon ese momento para escapar del palacio.

Un dragón blanco largo de gran tamaño entró rápidamente y tomó a Diamond entre sus dientes, comenzó a volar para escapar lejos, pero Noman llegó a herirle una de sus patas y el rastro de sangre fue lo único que quedó luego de eso.

Tanto Noman como su esbirro corrieron a las afueras y vieron a los estudiantes de la escuela huyendo con sus padres, él silbó y Darakatan, su fiel mascota, no tardó en aparecer a su lado.

—Invoca a los esclavos —ordenó, el esbirro asintió inmediatamente—. No quiero que ninguno de esos reyes vea la luz del amanecer.

Noman se fue volando junto a Darakatan para seguir a Julian que acababa de huir con Diamond, mientras que el esbirro caminó hasta el portal de transportación de los Lagnes, tomó una daga, se cortó la mano y cuando la sangre se impregnó en el marco la magia de este se tiñó de rojo.

La primera en atravesar el portal fue Leila Sallow quien luego de recibir la indicación comenzó a correr al frente con los demás soldados que la estaban siguiendo.

Los príncipes y estudiantes, pese a los esfuerzos que estaban realizando, estaban a punto de ser alcanzados por los muertos que blandían sus espadas en el aire. De pronto, el relinchar de los caballos se escuchó a lo lejos y vieron como el ejercito real llegó hasta donde se encontraban.

—¡Protéjanlos a cualquier costo! —ordenó Igna Sallow mientras descendía de su caballo y lo espantaba para que no pudieran lastimarlo.

Empuñó su espada y escudo, pero al ver al primero de ellos llegar sus brazos terminaron cayendo a cada lado. Tenía el rostro desencajado, los demás guardias que estaban a sus espaldas se quedaron igual de anonadados con lo que estaban presenciando.

Diamond, el príncipe corrupto [PRONTO EN FÍSICO]Onde histórias criam vida. Descubra agora