IV

822 100 21
                                    

Ya era otro día, uno más en en que Tsukishima debía buscar una manera para librarse de ese omega obsesionado.

Llegó al restaurante, en el que usualmente desayunaba y, para sorpresa de nadie, Tadashi ya estaba ahí desde antes.

El alfa tenía muchísimas ganas de salir corriendo a otro lugar, pero el dueño era muy amable, además, era temprano casi todo estaba cerrado.

Solo terminó por sentarse al otro extremo. Los minutos pasaron, los platos llegaban con rapidez, siempre satisfaciendo el paladar del rubio. Aunque por primera vez demoró menos de 5 minutos comiendo todo, quería salir de ese lugar ya.

Por fin había terminado, no esperó ni un momento para salir a toda velocidad de ahí.

Cuando ya había avanzado un poco, sintió un aura molesta tras él, y era rápido, aceleró un poco más su paso pero cuando bajó la guardia por un segundo, una mano tocó su chaqueta, haciendo que se estremeciera por completo.

—No... Ahg... No pagó su cuenta señor Tsukishima — le reprochó un Omega peli verde, jadeando —Esto tendré que ponerlo en mi artículo. — finalizó sonriendo.

Kei no sabía cómo reaccionar, estaba muerto de vergüenza, pero no quería responderle a Tadashi, le dañaba demasiado el orgullo, solo hizo una reverencia en agradecimiento y se alejó, volviendo al lugar del que salió.

—Es un avance— susurró Tadashi, viendo a qué lugar se dirigiría ahora para volver a tener un momento con el jugador.

Al llegar a su destino, se sintió aliviado de que le hayan regalado una tarjeta de membresía en aquel gimnasio, pues por sus propias fuentes no hubiera logrado entrar.

Se preparó mentalmente en la recepción, sabía que habría muchos alfas, tomó varias de sus pastillas e ingresó al lugar.

Afortunadamente, las cosas no fueron como las había imaginado, las feromonas de todos  estaban controladas, solo habían unos cuantos dominantes que las esparcían, pero eran inconscientes de eso. Aunque todo lo demás desapareció en cuestión de minutos, tal vez era porque las feromonas de Tsukishima eran más densas que de los demás.

Pasados los 10 minutos, no podía más, Tsukishima no entendía bien, pero realmente le fastidiaba que otros alfas molestara a ese acosador. Trataba de calmarse, hacía todos los ejercicios que podía, levantaba pesas, nada funcionaba.

Lo que acabó con la paciencia de su instinto fue cuando, uno de los alfas le quitó la libreta de sus manos al omega, no le veía sentido a eso.

Se dirigió a ese grupo que lo molestaba y talvez no había sido nada sutil como él pensaba, pues a penas se acercó, los dos alfas que estaban rodeando al pecoso salieron despavoridos, eso fue suficiente para Kei. Solo volvió a girarse y seguir practicando sus ejercicios.

Esa escena era algo que talvez como periodista, Tadashi debía anotarla, pero como un omega que recibió ayuda, quería conservar ese recuerdo para sí.

Los días llenos de lugares nuevos eran tachados de la lista de Yamaguchi,  pocas habían sido las palabras intercambiadas entre su objetivo y él aunque el rubio ya no era tan grosero como antes, solo lo ignoraba por completo, eso lo estresaba.

Una de esas noches en las que volvía a casa, estaba tan distraído que no se dio cuenta con quien había chocado, pero luego de escuchar aquella risa levantó la cabeza. Era Shoyo, él y Kageyama estaban buscando cosas para llevar a su viaje.

— Pero podemos hacerlo...— susurró Shoyo mientras codeaba en el estómago a su alfa.

— Tadashi, te ves muy estresado lindo... Mejor acompáñanos a las montañas, vamos a esquiar y visitaremos algunos lugares, te juro que es lo más relajante del mundo.

La emoción de Hinata se notaba en sus feromonas y en su manera de expresarse. Por esos factores Tadashi no podía negarse a esa invitación, además no perdía nada si un día dejaba de perseguir a ese alfa ingrato.

—Está bien, iré a mi casa para alistar algunas cosas.

Pasadas unas dos horas, ya estaban dentro del auto de Kageyama, rumbo al dichoso lugar tan relajante del que Hinata hablaba. De hecho el pecoso lo esperaba con ansias.

— ¡Llegamos! — gritó emocionado el peli naranja, abriendo su ventana, dejando que los copos de nieve entraran al auto.

Tobio sonrió mientras veía como las mejillas de su omega se tornaban rojizas y condujo un poco más hasta estacionarse.

Los tres bajaron del auto, estaban en un lugar alto, era como un mirador, se veían hasta abajo la colina llena de nieve, a todos jugando con esta y divirtiendo.

—¿Vinieron por un viaje de aniversario o algo así?— preguntó Tadashi mientras le ayudaba a Kageyama a sacar las cosas de la maletera.

—¿Qué? Oh, no... En realidad venimos con todo el equipo de voleibol, todos queríamos relajarnos y convencimos a Tsukishima para salir de la cuidad.

Yamaguchi se quedó sin palabras, sus ojos estaban bien abiertos y había dejado caer lo que tenía en sus brazos. Era un sentimiento extraño, sabía que era una oportunidad de dirigirle la palabra sin que pueda escapar, pero a la vez tenía un mal presentimiento.

Una corriente eléctrica lo recorrió desde su coxis hasta su nuca y tan solo siguió sacando las cosas del auto, las voces a su alrededor parecían ecos, estaba nervioso.

Pasaron unas horas, en las que todo estaba un poco confuso para Yamaguchi, hacía mucho frío ahí, pero su cuerpo estaba caliente, más de lo normal de hecho.

—Tadashi... ¿Estás bien?

La pregunta venía del omega peli naranja, pero Yamaguchi estaba un poco confundido, solo asintió un par de veces y se fue en la dirección contraria.

Shoyo no le dio mucha importancia, "Debe estar cansado" pensó, dejando de verlo y siguiendo su camino.

Por otro lado, no tan lejos de donde ellos estaban, se encontraban un grupo de voleibolistas, todos en una camioneta hablando de sus cosas, aunque lo hacían en un tono muy bajo, no querían despertar a Tsukishima.

Desde la mañana había estado completamente irritado y eso no era favorable para nadie.

—Oye... ¿Qué hacemos? Ya llegamos.

Todos estaban empujándose y proponiendo retos para hacer que uno de ellos despertara a Kei.

—Con toda su bulla de mierda me despertaron sin esforzarse, gracias — el tono con el que dijo toda la oración les dejó un escalofrío por todo el cuerpo a sus compañeros.

Tsukishima tampoco sabía que le pasaba, solo estaba enojado, pero se negaba en asociar la situación con el hecho de que el acosador pecoso no había ido a molestarlo desde la mañana y ya casi era noche, ni un mensaje de texto deseándole un buen día.

Se suponía que eso debía mantenerlo tranquilo, pero al contrario de eso, se sentía algo miserable.

Ya habían llegado al hotel donde se quedarían, el frío no era problema, se había acostumbrado debido a sus constantes viajes. Pero entonces no había respuesta para eso que sentía.

Avanzó un poco más y ahí entendió porqué se sentía así.

Frente a él estaba en el suelo un omega en celo, pero no era cualquier omega, era el molesto de Yamaguchi.

Su instinto está vez no le hizo caso, aunque en su racionalidad tampoco quería negarse.

Quería acercarse a Tadashi.

Imposible [TSUKIYAMA] [OMEGAVERSE]Where stories live. Discover now