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—Vístete —le indicó finalmente. Colocándose de pie y tomando su propia camiseta. Fourth ladeó la cabeza sin comprender el actuar de Gemini—. ¿No me escuchaste, corderito? Vístete o me arrepentiré de esto.

—Uh. Sí.

Fourth tomó su ropa del suelo y con una rapidez apremiante, comenzó a vestirse. Sin levantar el rostro, observaba a su dueño a través de sus largas pestañas. Gemini fue el primero en estar listo, naturalmente.

El escultural convicto se apoyó en una pared y con brazos cruzados, esperó a que Fourth estuviese completamente envuelto en sus viejos harapos.

—Vamos —indicó cuando Fourth terminó de amarrarse los cordones de sus zapatos.

El castaño asintió en silencio. No iba a preguntar por el cambio de opinión de Gemini. ¿Había sido porque él se lo pidió? Bueno, quizá estaba siendo engreído, pero vamos. No dañaba a nadie que pensara así. Solo sabía que era la segunda vez que el hombre estaba a punto de follárselo y no lo hacía.

Bendito fuera su lindo culo que aún estaba a salvo.

Gemini aferró su mano al pomo de la puerta, Fouth pisándole los talones. El más bajo pensó que saldrían del camerino, más sus pensamientos fueron arrasados cuando Gemini, en un movimiento súbito y violento, lo empotró contra la pared más cercana.

—Beso —gruñó el mayor.

Con manos ágiles sometió a Fourth, haciéndolo levantar sus brazos y apresándole las muñecas por encima de su cabeza con una mano. Fourth gimió, agudo y temeroso, sin embargo, aún no reaccionaba ante tal súbito cambio, cuando los labios de Gemini se estrellaron contra los propios.

Sus sentidos se estimularon, su torrente sanguíneo se hizo sentir por todo el cuerpo, haciendo palpitar violentamente los puntos donde su pulso se encontraba. El aire estaba retenido en sus pulmones y sus piernas cedieron.

Gemini lo sostenía de la cintura con una mano, con una de sus piernas encajada en la entrepierna de Fourth. Respiraba jadeante y denso, expeliendo su caliente vaho sobre los labios del contrario. La testosterona destilaba de su cuerpo en un arranque pasional. Fourth podía palpar el deseo de Gemini en ese beso.

Los labios de su dueño eran calientes y llenos, sabían a tierra y sal; obscenos. Entreabrió los propios cuando la lengua de Gemini lo demandó, queriendo abrirse paso en Fourth. Jadeó de angustia al sentir a Gemini presionándose contra él de manera animal. Creía que lo rompería en cualquier momento.

Sus bocas estaban fusionadas y la lengua de Gemini recorría su pequeña cavidad bucal. Era lascivo y hambriento, un beso escabroso e inmoral donde sus salivas, espesas, se mezclaban en una sola. Donde sus respiraciones salían entrecortadas.

Fourth jamás había sido besado de esa forma, tan lasciva y picante. Gemini se follaba su boca con aquel beso, no le daba la oportunidad de pelear, de siquiera intentar mover su lengua por voluntad propia. Lo guiaba con malicia; succionando, mordiendo y tironeando.

En un punto, Geminj soltó sus muñecas y Fourth, sometido y manso las llevó hasta el cuello de Gemini, rodeándolo como un borracho que debía sostenerse para no caer. Bien decía, estaba embriagado de Gemini.

Gemini gruñó, ronco y fastidiado ante la acción de Fourth, y aun cuando el castaño debería haberse retractado, quitar sus brazos del cuello del convicto, no lo hizo. Se restregó aún más en él, gimiendo dulce y sumiso. Gemini llevó sus manos hasta los glúteos de Fourth, levantándolo del suelo y haciendo que este enroscara sus piernas a su cadera.

—Dulce —susurró Gemini cepillando el borde del labio superior de Fourth con la punta de su lengua.

—¿S-sí?

"P" geminifourthWhere stories live. Discover now