Me siento como en un sueño, verdaderamente.

Hay varios meseros yendo de un lado a otro con una sincronización casi perfecta. Al fondo hay una mesa larga con postres que a simple vista lucen deliciosos y la gente parece contenta aquí adentro.

Creo que hemos llegado justo a tiempo porque nos piden que tomemos asiento en una mesa y nos guían ahí trayéndonos bebidas de inmediato.

Una persona desconocida para mí comienza a hablar haciendo que su voz suene por todos los altavoces. Y así pasamos casi una hora entre agradecimientos, premios y aplausos.

Realmente al acceder venir no me esperaba esto. Pero agradezco cuando parece que han terminado de hablar y ponen música de fondo para por fin poder bailar. De inmediato varias parejas se levantando animadas a bailar.

Son canciones bastante románticas, para ser sincera. De hecho, cuando ponen la primera, un señor alto con la cabellera rubia y ojos negros se acerca a a nuestra mesa mirando a solo una persona: la madre de Jaden.

Al llegar a nuestra dirección esboza una sonrisa completa y Mayra se pone de pie para saludarlo y felicitarlo.

En cuanto ambos ven nuestras caras de confundidos se apresuran en recomponerse y voltearse hacia nosotros.

Él señor carraspea disimuladamente y la madre de Jaden esboza una sonrisa.

—Él es John. Mi jefe —voltea a ver a John—. Amor, ellos dos son mis hijos —señala a Jaden y melanie que no mueven ni un solo musculo de su rostro. Hasta parece que han dejado de respirar—. Ella es mi mejor amiga, de la que ya te he hablado. Y ella es su hija, Ashley —le dice señalandonos y sonriendo nerviosamente. Yo estrecho mi mano hacia él para saludarlo cordialmente.

Hay unos momentos de tensión en el ambiente en el que nadie dice nada y lo único que nos rodea son las notas musicales que suenan por todo el salón.

El silencio se rompe hsta que Melanie, después de pensarselo unos segundos jugando con sus manos se pone de pie muy decidida y trata de poner una sonrisa que, por un momento, parece una mueca. Ella extiende su mano un tanto insegura y lo ve.

—Melanie, un gusto —dice con la voz algo temblorosa. El jefe de su madre extiende su mano casi de manera automática, como si no creyera lo que está viendo, pero de inmediato se recompone sonriendole por igual. Al cabo de unos segundos Melanie retira su mano y tiene la mirada abajo, pero no parece alterada.

La madre de Jaden parece bastante incrédula al inicio, pero después su cara cambia a una expresión de alivio.

Sonrío un poco viendo a Dani sentarse en su silla sin decir nada más.

Cada uno lucha con sus problemas, y ella está siendo una guerrera enfrentando todo aquello que la lastimó en un pasado. Y no puedo decir nada más que me alegra mucho por ella.

Jaden lo observa sin ninguna emoción en su rostro. Cuando nota que lo observo voltea a verme con una cara de: «ya sé lo que estás apunto de decirme». Aún así levanto las cejas en un gesto de petición.

Él suspira y aprieta los labios sin que ellos lo vean.

Parece un chiquillo que acaba de ser regañado, que tierno se ve mi novio...

—Solo por ti y por mi madre —me dice en un tono apenas audible viéndome. Seguido de esto se pone de pie y extiende una mano a John. Trata de sonreír un poco y se presenta.

—Jaden, un placer.

Esta vez, el rubio ahora sí que se queda casi petrificado, pero nada comparado con la expresión de felicidad e incredulidad que tiene su madre justo en este momento.

El día que la luna dejó de brillar. Where stories live. Discover now