Unico

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—¿Saldrás de nuevo?— preguntó Megumi al ver a Satoru empacar sus pertenencias en una pequeña maleta.

— Me dijeron que podía tomar unas vacaciones, no me necesitan en estos momentos y que si algo pasaba me llamarían— soltó sin voltear a ver a Megumi, concentrado en guardar otro par de lentes más oscuros que los que llevaba puestos —¿quieres venir conmigo? Como unas vacaciones, padre e hijo ¿que dices?

Megumi bufó ante la propuesta y Satoru rió, le gustaba hacer ese tipo de comentarios que sacaban a Megumi de sus casillas, pero aunque el pelinegro lo negara o hiciera amanes de que aquella idea le disgustaba, sabía muy en el fondo que le gustaba que se refiriera a él como su hijo.

—No puedo, tengo misiones que cumplir, además no puedo dejar a Yuji solo— dijo con aparente indiferencia, Gojo soltó una risa pequeña y se sentó en la cama junto a Megumi.

—Ya que mencionas Yuji ¿que se traen?— preguntó moviendo las cejas de arriba abajo, no se apreciaban muy bien gracias a los lentes, pero Megumi lo conocía demasiado bien como para predecir sus movimientos.

—¿Que nos traemos de qué?— se hizo el desentendido volteando la vista a otro lado, pero lo que no pudo ocultar fue el sonrojo de sus mejillas, Satoru palmeo su espalda con cuidado.

—Deberías invitarlo a salir, se nota que le gustas y además a ti también se te nota— Megumi apretó los labios tratando de disimular una sonrisa.

—Se me nota y un rabano, Yuji es demasiado idiota como para notarlo, además él es amable con todos ¿como sé que solo es conmigo?— negó con la cabeza parándose de su lugar, dejando a Gojo con las palabras en la boca —Además ¿que hay de ti? Apuesto lo que quieras a que aún te sigues viendo con Suguro Geto a escondidas.

—Eres muy entrometido, pequeño Megumi, deberías meterte en tus propios asuntos, como averiguar los sentimientos de Yuji y no estar diciendo estupideces, porque si alguien del alto mando te escucha pensarán que es verdad— se quitó los lentes para darle una pequeña
mirada de advertencia a Megumi y comenzó a colocar el vendaje en ellos.

—Tu eres el entrometido aquí, yo solo solté lo que muchos dicen en la escuela, que se siguen viendo a pesar de todo— se encogió de brazos comenzando a caminar hasta la puerta —Pero yo sé que no lo haces ¿verdad?

—Ese traidor está muerto para mí.



—Mierda— un gemido murió en la boca de Satoru, echó la cabeza hacía atrás buscando de donde sostenerse.

Su espalda chocó contra la pared del baño, llevo sus manos al oscuro cabello que ya conocía muy bien y desató aquel moño que llevaba en lo alto de la cabeza, sintió a Geto sonreír contra su entrepierna, pues el pelinegro sabía la obsesión que tiene por su cabello y meter los dedos entre aquellas hebras.

—¿Te gusta?— preguntó Suguru desde abajo, pestañeando para que Gojo lo observe desde arriba.

—Como no tienes idea— jadeo cuando sus ojos azules se encontraron con los chocolate de Geto.

No es que fuera un mentiroso, solamente omitía decir ciertas cosas por el bien de los demás, no quería problemas en la escuela ni en ningún otro lado, además tiene su juicio bien puesto, sabe lo que está bien y lo que está mal, no porque los ideales de Geto fueran diferentes a los suyos los iba a cambiar así de la nada, no es del tipo de personas que se deja manipular tan fácilmente. Aunque claro estaba que los demás no podrían entender aquello, pues sería difícil decir que se seguían viendo varias veces al año, sin que pensarán que estaba confabulado con los malos.

Entonces prefería decir que odiaba con todo su corazón a Suguru Geto cuando alguien preguntaba por él, pero cuando un tiempo libre aparecía en su agenda corría a los brazos de su amado y se fundía en él como solo ellos sabían. No necesitaban más o al menos eso era lo que habían pactado en silencio.

Intoxicado; SatoSuguOn viuen les histories. Descobreix ara