•|CAPÍTULO 20: INEFABLE.

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—Angelique nos ha contado que hay academias de danza contemporánea en la ciudad—informa ella tomando asiento frente a mi.

—Entonces ya será oficial. ¿Verdad?

Cuando me lo contó simplemente creí que sería como una de sus tantas ideas, la Royal Ballet Academy es simplemente exclusiva al arte del ballet y sus clases de idiomas para una mayor formación estudiantil.

—Sabe que puede hacer lo que desee, sé de sobra la presiones que se tiene dentro de este mundo—Diane esbozo una leve sonrisa—, no quiero que Angelique viva amargada por el ballet cuando se le está acabando el amor por eso. El desgaste emocional y psicológico que se tiene es inimaginable.

Lo sé, me he pasado noches enteras llorando cuando ninguno de mis giros salían perfectos. Soportando las dietas estrictas que mi madre impuso desde que tenía diez años y las fajas para hacer más pequeña mi cintura para quedar dentro de la estética que pedía la academia. Los días en los que simplemente miraba fijamente la báscula, el usar todo el dolor que los profesores y mis padres causaban en mí para ensayar duramente.

Sin embargo, estoy feliz por Angie. Si ella es feliz con las decisiones que tome, la apoyaré sin importar nada.

—Y este chico, Piero—añade soltando un suspiro—, la está ayudando sin dudar.

—Se han vuelto inseparables, lo sé. ¿No hay problemas con el señor Alessio?

Diane negó sin perder la sonrisa.

—Angelique es su princesa. Pero Scarlett y tú, son como nuestras hijas ahora, sabes que lo que necesites puedes venir a pedirlo. No solo porque seas mi nuera, es porque desde que te conocí supe que eras una buena chica. Somos tu familia ahora y mi marido le ha agarrado cariño a ambas en este tiempo.

Trago rápidamente el nudo de mi garganta que duele ante sus palabras, le sonrió rezando internamente para no llorar.

Tantas veces desee oír palabras como esas viniendo de mis padres, que ni siquiera sé cómo reaccionar ante lo que Diane dijo.

—En verdad se lo agradezco mucho—admití.

Me atreví a mirarla a los ojos. Ahora entiendo porque Marcus tiene los ojos más hermosos que he visto nunca.

Los del señor Alessio son azules y los de ella verdes con un poco de miel.

—¿Puedo preguntarle algo?

—Claro.

—Es sobre Anna Haase.

Diane asintió mientras se acomodo el cabello pelirrojo.

—Anna debe de tener la misma edad de Marcus, veinticuatro. Se conocieron en uno de los grandes premios pues ella es periodista. Si te soy sincera, creí que podrían superar lo que les pasó, pero no fue así y eso lo dejó muy mal. Por eso es como es ahora, todo sonriente, bromista y siempre dejando todas sus frustraciones en la pista.

—Ella lo fue a visitar al hospital.

—Si, me lo informaron y que también manejaste bien la situación.

—Realmente no sabia que hacer.

Trate de dejarlos solos, pero algo dentro de mí me dejaba inquieta cuando trataba de salir del pasillo. Es por eso que casi corrí solamente para avisar a seguridad que los llamaría si es que algo salía mal de esa visita, lo cual así fue.

Todo lo que esa mujer le dijo, la manera tan despectiva y fría en la que lo hirió con las palabras mientras que él estaba recién despierto tras que tratara de protegerme.

ANACRONÍA. | 𝗟𝗜𝗕𝗥𝗢 𝗜 & 𝗜𝗜 «𝗕𝗢𝗥𝗥𝗔𝗗𝗢𝗥 𝗦𝗜𝗡 𝗘𝗗𝗜𝗧𝗔𝗥»Where stories live. Discover now