-I kissed a fucking driver.

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Estaba en problemas.

Con un suspiro y una resolución que me costó encontrar en medio de la resaca, me levanté de la cama, decidida a enfrentar el gran escándalo en el que me había metido yo solita.

Salí de mi habitación tambaleándome hacia la sala común. Cuando llegué la televisión estaba encendida y ya estaban transmitiendo la noticia del "escándalo" del famoso piloto en Degrees. Traté de ignorarla, pero cada palabra y cada imagen penetraban en mi mente.

Me encontré con Oliver, que estaba completamente absorbido por las noticias en su teléfono. Al verme, levantó la mirada y su expresión se tornó de sorpresa y preocupación.

―Addie, ¿has visto esto? ―preguntó, mostrándome la noticia en su pantalla. ―Has besado a Max Verstappen, ¿Eres consciente de eso?

Asentí con pesadez, sintiendo cómo la vergüenza se apoderaba de mí.

―Sí, lo vi. ―conteste en un murmullo.

―Esto va a ser un gran problema, ¿no crees?

―Lo sé, Oliver. ―me lleve la mano a la cabeza. ―Tengo que solucionarlo de alguna manera.

Mis pensamientos empezaron a divagar hacia el hombre.

¿Cómo estaría lidiando él con todo esto? Me preguntaba si, al igual que yo, se encontraba en medio de un torbellino mediático.

Necesitaba la ayuda de Camille.

Ella siempre tuvo una mente estratégica y lúcida en momentos de crisis.

Cuando entré en su cuarto, ella seguía durmiendo profundamente, ajena al caos que se desataba en mi vida en ese momento. No podía quedarme allí paralizada. Tenía que lidiar con esto antes de que la situación empeorara.

―¡Camille! ―llame, mientras movía su cuerpo de un lado al otro. ―Tenemos un grave problema.

Se giró sobre su cuerpo, dándome la espalda.

―Mhm, preciosa. ―se quejó. ―Es demasiado temprano.

―No, no, no te vuelvas a dormir. ―rogué, tirándome sobre ella. ―¡He besado a un maldito piloto de Fórmula 1!

Camille se levantó de un salto y se sentó en la cama, con los ojos bien abiertos y una expresión de incredulidad en su rostro.

―¿Estás bromeando, verdad? ―preguntó, mirándome fijamente.

Sacudí la cabeza, sintiendo que la gravedad de la situación caía sobre mis hombros.

―Ojalá estuviera bromeando. Esto es real. Y ahora mi vida está en el centro de un escándalo mediático.

Camille se puso de pie rápidamente y comenzó a vestirse, dispuesta a enfrentar el problema.

―Necesitamos un plan. Tenemos que lidiar con esto antes de que la situación empeore.

Asentí, agradecida de tener a Camille a mi lado en este momento de crisis.

―Sí, pero, ¿Por dónde empezamos?

Camille tomó una respiración profunda, pensativa.

―Primero, necesitamos controlar la narrativa. No podemos dejar que los medios crean su propia historia sobre lo que sucedió. Debemos hablar con honestidad y sinceridad.

―¿Hablar con quién? ―pregunté, preocupada.

―Podemos empezar por una declaración pública en nuestras redes sociales, debemos limpiar tu nombre antes de que sea tarde.

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