-- DAY I: LEATHER --

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N/A: Antes de empezar, debo avisarte, querido lector, que todos los OC son "self-insert". Si estás bien con eso, sigue leyendo y disfruta.

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|Law x Oc|

Esos malditos guantes de cuero. Era lo primero que le había llamado la atención a Damian desde el primer momento en el que sus ojos cayeron sobre Trafalgar Law. Ambas tripulaciones habían coincidido en el casino del Gran Tesoro, el enorme barco temático hecho de oro de Gild Tesoro, y, aprovechando la ocasión, Luffy le había presentado a "Torao", quien, según su capitán, «le había salvado la vida hace dos años en Marineford». Sin embargo, él apenas podía prestar atención a la anécdota de Luffy, su atención parecía haberse volcado completamente en aquellos guantes de cuero, en la forma en que se ceñían alrededor de las manos del cirujano, resaltando el largo de sus dedos, la forma prominente de sus venas que se marcaban por debajo de la piel de los dorsos.

La risotada alegre de Luffy le sacó de sus ensoñaciones y, tragando saliva con cierta fuerza, apartó la mirada de las manos de Law mientras se ajustaba la corbata de su traje blanco, intentando distraerse a sí mismo del calor que sentía crecer en su rostro. Luffy, completamente ignorante del desasosiego de su compañero de tripulación, le dio una palmada en la espalda con alegría, casi provocando que perdiese el equilibrio.

— Vayamos a ver qué están haciendo los demás, ¿te vienes, Torao? —preguntó el muchacho del sombrero de paja, girándose hacia el otro capitán, quien se encogió de hombros con desgana, impecablemente fingida ya que sus ojos no se apartaban de Damian, escudriñándolo de arriba abajo, haciendo que el hombre rubio se sintiese desnudo bajo su escrutinio. Damian decidió ignorar, por el momento, lo que los ojos grises de Law le provocaban por dentro y centrarse en seguir a Luffy, quien salió corriendo hacia la sección de las máquinas tragaperras donde había dejado a Usopp jugando. Más pronto que tarde, perdieron de vista al jovial muchacho, y Damian se quedó a solas con Law en mitad de aquel enorme casino.

— Sombrero de Paja-ya no me ha dicho cómo te llamas —comentó Law de repente. Damian le miró de reojo, dejando caer las manos sobre las empuñaduras de sus katanas –intentando aparentar una tranquilidad que estaba muy lejos de sentir estando cerca de aquel hombre–, antes de desviar la atención de sus ojos azules hacia lo que le rodeaba.

— Damian.

— Bueno, Damian-ya, te propongo una cosa. —La voz de Law se convirtió en un leve susurro ronco, casi íntimo, y Damian pudo sentir como se le ponía la piel de gallina al notar el aliento caliente del hombre más alto acariciando su oreja, alertando de la repentina cercanía que había entre ambos— ¿Qué tal si dejas que tu capitán se entretenga con el resto de vuestra tripulación, mientras tú y yo vamos a un lugar más privado y yo te enseño lo que estas manos, que observabas antes con tanta atención, son capaces de hacer? —Damian, al oír esto, giró tan rápido la cabeza hacia Law que su cuello le dio un tirón en protesta. El "Cirujano de la Muerte" tenía una sonrisa serena en sus labios, pero sus ojos brillaban con socarronería.— ¿Creías que no te había visto? No fuiste lo que se dice... muy discreto, Damian-ya —añadió Law, ladeando la cabeza levemente. Damian juró que podía oír su risa en el tono burlón de su voz.

Body Shop || KinktoberDonde viven las historias. Descúbrelo ahora