Desolación

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En lo más profundo de la Tierra de Ooo, donde la magia y la oscuridad se entrelazan en una danza eterna, yace el Lich, una entidad maligna que alguna vez fue un humano. Su deseo ardiente de destrucción y muerte lo ha llevado a sumir al mundo en el caos y la desolación. Después de siglos de planes y maquinaciones, el Lich finalmente ha alcanzado su objetivo: la aniquilación total.

El aire está cargado con un silencio inquietante mientras el Lich observa los despojos de un mundo que alguna vez rebosó de vida y alegría. Árboles marchitos y cielos oscuros son la única compañía del Lich en este paisaje desolado. Pero en su ser inmortal, una extraña sensación de vacío comienza a apoderarse de él. La ausencia de vida y resistencia humana ha dejado un hueco en su existencia que ni siquiera la destrucción puede llenar.

Las risas de los niños, las aventuras de Finn y Jake, las luchas contra el Bien que le dieron un propósito al Lich, todo ha desaparecido. Ahora, sus días se han vuelto monótonos, sin sentido. ¿Qué hace un ser supremo de la muerte cuando ya no hay más almas que cosechar?

El Lich, con su corona negra y ojos brillantes, camina por las ruinas de lo que alguna vez fue la Tierra de Ooo. En su deambular, se encuentra con las huellas de la batalla final contra Finn, el héroe que una vez desafió su oscuro poder. Pero ahora no hay nadie que lo desafíe, no hay nadie que lo detenga.

En medio de la nada, el Lich se encuentra con una figura sombría y antigua. Es Golb, la encarnación del caos primordial, una entidad que ha existido desde el principio de todo. Sin embargo, Golb apenas le presta atención al Lich. Golb, indiferente e incomprensible, sigue su propia travesía a través de la creación y destrucción de mundos.

El Lich, sintiendo una extraña necesidad de reconocimiento, se acerca a Golb y comienza a hablar en un susurro frío y siniestro.

"Yo, que he sumido este mundo en la desolación, que he aniquilado a héroes y dioses, ¿por qué no puedo llamar tu atención, Golb? ¿Acaso no soy el amo de la muerte y la oscuridad?"

Golb, sin cambiar su expresión indiferente, responde en un lenguaje gutural e incomprensible. No hay consuelo ni respuesta clara para el Lich. Golb simplemente continúa su camino, dejando al Lich con sus pensamientos y su soledad eterna.

Días y noches pasan como sombras en el tiempo. El Lich se sume en una angustia que nunca había experimentado antes. La falta de propósito y desafíos lo consume lentamente, más que cualquier héroe que haya enfrentado. La inmortalidad, que alguna vez fue su mayor bendición, ahora es una maldición. Ha perdido el sentido de la existencia.

En su búsqueda desesperada de significado, el Lich se adentra en las profundidades del Reino de los Muertos, un lugar que alguna vez fue su dominio absoluto. Sin embargo, ahora es solo un recordatorio de la devastación que ha causado. Las almas que antes se arremolinaban a su alrededor ahora están ausentes. No hay más seres vivos para cosechar.

En una sala oscura y polvorienta, el Lich se encuentra con una esfera mágica. La esfera revela visiones del pasado, presente y futuro. Observa la creación del universo, la ascensión de héroes y la inevitable caída de civilizaciones. Sin embargo, todo parece ser un ciclo interminable, sin variación ni escape.

Frustrado, el Lich grita hacia la esfera mágica, exigiendo respuestas que nunca llegan. La esfera simplemente continúa girando, mostrando el flujo implacable del tiempo y la repetición interminable de la historia.

En su desesperación, el Lich comienza a recordar su vida pasada como humano. Recuerda la tragedia que lo llevó a buscar el poder oscuro y la inmortalidad. Recuerda la sed de venganza que lo impulsó a convertirse en el Lich. Sin embargo, esos recuerdos parecen distantes y sin significado en comparación con la vastedad del tiempo que ha transcurrido desde entonces.

Una idea comienza a germinar en la mente del Lich. Si la creación y la destrucción son un ciclo interminable, tal vez la verdadera muerte es la única liberación. Pero, ¿cómo puede un ser inmortal morir?

Decidido a encontrar respuestas, el Lich regresa a la superficie, enfrentando la realidad desolada que él mismo ha creado. Busca antiguos artefactos mágicos y realiza oscuros rituales en un intento de deshacer la inmortalidad que lo ata al mundo sin vida.

No obstante, cada esfuerzo es en vano. La magia que lo hizo inmortal es tan antigua como el tiempo mismo y no puede ser deshecha por sus propias manos. El Lich, que alguna vez fue el señor de la muerte, se encuentra ahora impotente ante su propia existencia eterna.

En su desesperación final, el Lich regresa al lugar donde Golb le dio la espalda. La entidad primordial sigue su viaje, sin inmutarse por la presencia del ser inmortal.

El Lich cae de rodillas frente a Golb y grita en un tono desgarrador.

"¡Dame la muerte! ¡Libérame de esta eternidad vacía y sin propósito!"

Golb, como respuesta, emite un sonido gutural que resuena en la oscuridad. Sin mirar al Lich, Golb desaparece en un destello de caos.

El Lich se queda solo, enfrentando la realidad de su existencia sin fin. En un último acto desesperado, decide buscar la única salida que le queda. Con lágrimas en sus ojos inhumanos, se adentra en las llamas eternas de un portal oscuro, esperando encontrar la paz en la no existencia.

Y así, el Lich, que alguna vez fue la personificación de la muerte, se sumerge en la oscuridad sin retorno. En su ausencia, el mundo sin vida que dejó atrás permanece como un testamento de su búsqueda sin sentido de poder y su angustia eterna.

El caos continúa, y la historia de la Tierra de Ooo se desvanece en la oscuridad, marcada por la tristeza de un ser que anhelaba la muerte en un mundo ya sin vida.

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La Eternidad Desolada del LichΌπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα