Iba a estrangularme a mí misma.

―Lo siento... Yo me pasé, me dejé llevar―comenzó a excusarse―. Malinterpreté...

Solté un suspiro de frustración.

No podía ocultarlo para siempre.

―No lo he hecho antes―solté un poco incómoda porque yo seguía con él entre mis piernas.

―¿Qué?

―No voy a repetirlo―dije y me levanté para buscar mi camiseta.

―¿Por qué?―preguntó Pedri, simplemente.

Fruncí el ceño mientras me vestía.

―Bueno...―comencé y me senté a su lado en la cama. Pedri me miraba, expectante―. Con Daniel, mi ex novio, supongo que nunca estuve totalmente segura, ya sabes, la adolescencia, mi cuerpo estaba cambiando y no me sentía completamente cómoda―solté un suspiro, era muy difícil hablar de esto, sobre todo con Pedri ―. Y tal vez muy en el fondo no confiaba en él, pensaba mucho que en cuanto se acostara conmigo, me dejaría. Él decía que me esperaría... Supongo que se cansó, porque me engañó y se metió con la que era mi mejor amiga.

Mi voz tembló al soltar la última frase.

No quería llorar, no me gustaba desperdiciar mis lágrimas con personas que no lo merecían.

―¿Quieres hablarlo?―susurró Pedri, acercándose un poco.

―¿Quieres escuchar?

―Por supuesto―dijo, dándome un beso en la mejilla, justo donde estaba mi lágrima.

―Supongo que en el fondo lo esperaba―comencé―. Hace unos meses, Miranda, mi mejor amiga, y yo, estábamos en la piscina de mi casa y ella se fue a la cocina. Justo mi perrita, María Antonieta ―Pedri sonrió al escuchar su nombre―, estaba en una posición muy graciosa y yo iba a tomarle una foto, pero me había quedado sin batería. Entonces le grité a Miranda que usaría su teléfono para sacar unas fotos. Cuando entré a sus mensajes para enviármelas vi que tenía una conversación con Daniel. El último mensaje era de él y decía:

No puede pasar, amo a Alex y es mejor dejarlo así.

―En ese momento comencé a temblar y exporté su conversación lo más rápido que pude y eliminé las pruebas de que lo había hecho. Cuando Miranda regresó no pude dejar de mirarla, no sé lo que buscaba, algún indicio de culpa...―mi voz se quebró y Pedri me tomó e hizo que apoyara la cabeza en su pecho, me estaba abrazando―. No lo encontré, actúo como siempre e incluso subió una foto nuestra diciendo que yo era su hermana. Cuando se fue, leí toda la conversación y me di cuenta de que ella lo comenzó todo, le mandaba a Daniel, fotos de ella semi desnuda y le decía que me dejara porque era una niña y que nunca podría darle lo que ella sí y le proponía un encuentro.

Me tomé unos minutos para respirar, no quería alterarme.

―Al siguiente día fui a pedirle una explicación y en vez de intentar explicarme las cosas o pedirme disculpas, se volvió en contra de mí e hizo que todos nuestros amigos dejaran de hablarme. Me quedé sola. solo tenía a Daniel, pero trataba de no pensar en eso. Papá y Benja se estaban mudando acá, a Barcelona y una vez que terminara el colegio, lo haría yo también. Luego ocurrió lo del partido, cuando papá tuvo problemas y me mudé definitivamente.

Pedri no me soltaba, pero sabía que estaba escuchando.

―El día que me atropellaste fue porque estaba viendo las fotos de Daniel y Miranda en la graduación, besándose. Ella me las había enviado y en la última foto estaban los dos en la cama. Yo tenía tanta rabia que no me fijé y bueno, ya sabes que pasó después...

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